Comparan Irak al fracaso Vietnam

Comparan Irak al fracaso Vietnam

WASHINGTON.- Estados Unidos sigue sin hallar una «estrategia de salida» para Irak, donde la transición democrática prometida a partir del 30 de junio y la ayuda internacional parecen cada vez más inciertas, al punto que algunos vaticinan un desenlace comparable al fracaso de Vietnam.

Treinta años después del fin de la guerra de Vietnam, Washington se encuentra frente a una misma duda: apoyarse o no en un gobierno y fuerzas locales frágiles para eludir un conflicto remoto.

Dos términos que evocan el conflicto indochino vuelven a estar presentes en el debate actual en Estados Unidos: el «pantano», que evoca el riesgo de un hundimiento, y la «iraquización», para hacer referencia el mal recuerdo de la «vietnamización» pregonada en aquel entonces por la defensa local, preludio de la salida de las tropas y de la derrota.

«Existe el riesgo de ir demasiado rápido o demasiado despacio en la transferencia de responsabilidades a los iraquíes», reconoce Richard Murphy, del Council on Foreign Relations, un centro de estudios independiente.

[b]Traspaso poder no cambia inseguridad[/b]

Aunque la ONU tiene un importante papel que desempeñar en Irak luego de la transferencia del poder el próximo 30 de junio, funcionarios del organismo internacional sostienen que la violencia rampante en ese país la tiene atada de manos.

Las heridas que dejó el atentado suicida del año pasado contra las oficinas de la ONU en Bagdad, que mató a 22 personas, todavía no han sanado, y el secretario general Kofi Annan ha dejado claro que la seguridad es una prioridad del organismo en Irak.

«Desde nuestro punto de vista, el primero de julio no va a cambiar la situación», dijo Veronique Taveau, portavoz de la misión de la ONU en Irak, que por razones de seguridad tiene su sede en la vecina Jordania.

«Todo tiene que ver con la seguridad», dijo Taveau a la AFP.

Más de 80 personas murieron en ataques aparentemente coordinados a través de Irak el jueves, subrayando el peligro que enfrentan los empleados que están en el terreno en ese país.

Cuando el Consejo de Seguridad aprobó una resolución por unanimidad este mes autorizando la transferencia del poder y detallando el rol que desempeñaría la ONU en la organización de elecciones en Irak, aclaró que el organismo sólo podría trabajar siempre y cuando las circunstancias lo permitieran.

[b]Estudia envío de tropas[/b]

El Pentágono estudia la posibilidad de reforzar la presencia de EEUU en Irak con 15.000 soldados adicionales cuando la mayoría de los ciudadanos, por primera vez desde que empezó la guerra, opinan que el conflicto fue un error.

El Mando Central estadounidense en Irak prepara un plan de contingencia para hacer frente a la creciente resistencia de los insurgentes y a un posible aumento de la violencia coincidiendo con el traspaso de poder al gobierno interino de Irak el próximo día 30.

Lo dijo el general George Casey en la audiencia de confirmación en el Senado como nuevo jefe de operaciones en Irak, en relación con la última ofensiva de los insurgentes que causó la muerte de al menos 100 personas, incluidos tres soldados estadounidenses, en cinco ciudades iraquíes.

El portavoz de la Casa Blanca, Dan Bartlett, precisó ayer que lo que buscan los rebeldes con su ofensiva es «debilitar la voluntad» de Estados Unidos y una victoria política porque saben que no es posible una victoria militar.

[b]No se habla de abandono[/b]

Para este ex subsecretario de Estado para Medio Oriente durante la presidencia de Ronald Reagan, «irse ahora sería inconcebible y nadie habla seriamente de abandonar Irak antes de un año o un año y medio como mínimo».

Pero a pesar de que el retorno de los «muchachos» es un tema menos comprometedor para la administración que al final del conflicto vietnamita, «es previsible que si la violencia continúa, el asunto del regreso a casa se haga más urticante», estima.

La elección presidencial estadounidense de noviembre amenaza con influir pesadamente en este debate.

«Políticamente no se gana nada manteniendo a alrededor de 138.000 soldados estadounidenses en Irak, con muertes casi diarias de empleados de empresas norteamericanas o consumiendo más de 18.000 millones de dólares en la reconstrucción del país», estima Daniel Serwer, del United States Institute of Peace (USIP), un centro de estudios en Washington.

«No creo que la estrategia última de Estados Unidos sea aferrarse a Irak», afirma, y asegura que detrás del discurso oficial, «todo el debate en Estados Unidos gira alrededor de cómo irse lo antes posible».

Después de haber puesto entre paréntesis sus planes iniciales de una transición ideal en Irak, que habrían permitido repatriar rápidamente las tropas, la administración del presidente George W. Bush se hizo mucho más prudente.

El secretario adjunto de Defensa, Paul Wolfowitz, uno de los «halcones» que teorizó acerca del conflicto, reconoció el martes que la violencia amenazaba con intensificarse hasta las elecciones previstas a más tardar a fines de enero de 2005, y evitó cualquier pronóstico sobre la duración de la presencia militar estadounidense.

«No puedo decir cuánto tiempo llevará esto. (Nuestra misión) terminará cuando los iraquíes estén en condiciones de defender su país por sí mismos, de estar en la primera línea», declaró Wolfowitz ante una comisión parlamentaria.

A pesar de la transferencia de la soberanía a los iraquíes el 30 de junio, Estados Unidos seguirá ampliamente involucrado en ese país, con la presencia de cerca de 140.000 soldados y una ayuda económica indispensable para la supervivencia del frágil gobierno interino.

A pesar de esa transferencia de soberanía, las fuerzas estadounidenses mantendrán su autonomía de comando y una amplia libertad de acción para realizar misiones.

El objetivo estadounidense sigue siendo la realización de elecciones en seis o siete meses para poner en marcha un verdadero gobierno representativo en Irak.

Pero la posibilidad de compartir el fardo sigue siendo muy incierta. La ONU es muy reticente a volver al país si no mejoran las condiciones de seguridad y ningún otro país se decide a aportar tropas.

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