Compartiendo la utopía

Compartiendo la utopía

Coincidencialmente a estos tiempos de constantes litigios que por las diversas situaciones de nuestra sociedad hemos estado viviendo, surgió un tema entre amigas y hermanas de comunidad sobre las diferencias trascendentales que han generado las brechas generacionales, en cuanto al desinterés en los valores, la falta de principios, y la desconfianza humana que estos vacíos existenciales han provocado.

Es por esto, que un día como hoy los invito a tomarnos el tiempo para profundizar, para contemplar, y porque no, para motivarnos, a interiorizar este mensaje que llegó a mis manos por vía electrónica, de una amiga muy consciente de mí pensar: Se llama ¡Quiero volver a confiar!

 Y plantea: “Fui criada con principios morales comunes: Cuando era niña, madres, padres, profesores, abuelos, tíos, vecinos eran autoridades  dignas de respeto y consideración. Cuanto más próximos o más viejos, más afecto.

Confiábamos en los adultos porque todos eran padres, madres o familiares de todos los chicos de la cuadra, del barrio, de la ciudad…Teníamos miedo apenas de lo oscuro, de los sapos, de filmes de terror… Hoy me dio una tristeza infinita  por todo  lo que perdimos. Por todo lo que mis nietos  un día temerán. Por el miedo en la mirada de los niños, jóvenes, viejos y adultos. Derechos humanos para criminales, deberes ilimitados  para ciudadanos honestos. Pagar las deudas es ser tonto,  amnistía para los estafadores. ¿Qué pasó con nosotros? Profesores maltratados en las aulas, comerciantes  amenazados por traficantes, rejas  en nuestras ventanas y puertas. ¿Qué valores son éstos? Autos que valen más que abrazos, hijos queriendo regalos por pasar de año. Celulares en las mochilas de los recién salidos de los  pañales. ¿Qué vas a  querer a cambio de un abrazo? Más vale un Armani  que un diploma. Más vale una pantalla gigante que una conversación. Más vale un maquillaje que un helado. Más vale parecer que ser. ¿Cuándo  fue que todo desapareció o se hizo ridículo? Quiero la vergüenza, y la solidaridad. Quiero la rectitud de carácter, la cara limpia y la mirada a los ojos. Quiero la esperanza, la alegría, la confianza, la fe… viva el retorno  de la verdadera vida, simple como la lluvia, limpia como un cielo de abril!

Es momento para aprovechar, y analizar qué queremos, qué buscamos, qué esperamos, que promulgamos y que necesitamos en nuestras vidas. Vamos a ser coherentes, trabajemos de manera pro-activa en miras de alcanzar nuestra utopía.

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