Compensación por pérdida de producto potencial 

Compensación por pérdida de producto potencial 

Cuando México dejó de pagar la deuda externa en agosto de 1982, al declarar  la moratoria unilateral, el antecedente había sido fuertes desequilibrios fiscal y de balanza de pagos, resueltos coyunturalmente con excesivos endeudamientos bancarios, la salida que el mundo le dio a los petrodólares. Con pocas excepciones, los demás países de América Latina también se endeudaron en demasía. La fiesta terminó cuando aumentaron los costos financieros, fue brutal el incremento de las tasas de interés, la respuesta de Ronald Reagan y Margaret Thatcher a sus problemas de inflación.

Se estableció que acreedores y deudores, por igual, fueron responsables de la crisis de pago desencadenada por México y que se propagó al resto de América Latina, no se podía con los intereses y la amortización del capital al mismo tiempo. Los bancos y sus intermediarios perseguían las comisiones, y los países no tuvieron problemas para seguir  políticas irresponsables que creaban brechas financieras.

El aumento del crédito bancario fue asombroso, de 75 mil millones de dólares en 1975 la deuda de América Latina subió a 314 mil millones en 1982. En siete años, el crecimiento fue de 239 mil millones de dólares, un promedio anual de 34 mil millones de dólares.

El Grupo de los Siete (G-7) y el FMI no tuvieron más remedio que reconocer la realidad de la responsabilidad compartida, los costos debían distribuirse por igual, fue la razón por la que autorizaron la reprogramación de las amortizaciones, recomendaron el otorgamiento de nuevos préstamos,  al tiempo de que los países implementaban programas de ajustes. Es parecida la situación que se vive actualmente.

Los Estados Unidos, a través de su sistema financiero irresponsable, ha causado problemas a República Dominicana y al resto del mundo, con fuerte  pérdida de producto potencial. Una manera de estimar la pérdida, la que prefiero, es multiplicando el interés real que se pagó, cuando la orgía especulativa en las bolsas de valores y en los mercados inmobiliarios estaba en su punto más alto, por la relación deuda pública total-PIB.

En República Dominicana, anualmente y por efecto de la crisis financiera,  la pérdida de producto potencial la estimo en 2.4 por ciento. La compensación podría lograrse pidiendo la reprogramación de las amortizaciones, así como en la década de los ochenta. El presidente Fernández debería impulsar la iniciativa a nivel regional.

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