Competitividad

Competitividad

El concepto “competitividad”, elemento clave en medio de este boom de TLC y apertura comercial, encierra un número virtualmente infinito de sutilezas que entran en juego en circunstancias oportunas.

Es, por principio, la capacidad que tiene un país para lograr cuotas importantes de participación en mercados en que otros participan en igualdad de condiciones.

Su contexto abarca factores cualitativos, de puntualidad en la entrega, de consistencia en la oferta, de presentación, de precios comparativos, de oportunidad y de ventajas geográficas comparativas, para solo citar una ínfima cantidad de elementos.

En la portada de la sección Economía de este diario, edición de este lunes, se informa que el país inició hace un mes el transporte hacia Nueva York de vegetales y otros productos en atmósfera controlada. Ese es un rasgo de competitividad que mejora la aceptación del producto dominicano en el mercado estadounidense.

Ya hemos demostrado que somos buenos competidores en materia de exportación de productos orgánicos, como café, cacao y frutas, de creciente  demanda en los mercados de Europa y Estados Unidos. Ese es otro rasgo de competitividad que nos posiciona ventajosamente en el exterior y que por sus resultados estimula la inversión en la producción agrícola bajo esta modalidad.

Otro rasgo de competitividad es la certificación de la seguridad de nuestros puertos para el mercado internacional, que nos hace más confiables.

En fin, la competitividad va mucho más allá de la adaptación industrial a las tecnologías de punta para mejorar la producción, pues muchos de los requisitos de competitividad donde tienen que ser conquistados es en el propio mercado de destino.

A pesar del pesimismo de muchos y los resabios de otros, el país va conquistando competitividad. Lo hace en lo interno, cuando produce rubros orgánicos, o en el mercado de destino, cuando introduce vegetales bajo atmósfera controlada.

Es cuestión de estar atentos y no cejar en los esfuerzos por mejorar cada día más.

Mercado cautivo

Al lado oeste de la isla hay un mercado cautivo, que genera más demanda que oferta y que por razones de cercanía está a nuestra disposición en todo momento.

 Nuestro intercambio comercial con Haití difícilmente caiga en desequilibrios en perjuicio nuestro.

Estamos en condiciones de producir la mayor parte de los renglones de demanda del mercado haitiano, en cantidad suficiente y para entrega oportuna.

Y no se trata únicamente de renglones de consumo, sino también en materia de servicios diversos.

Ya es tiempo de que haya una política oficial que estimule la inversión en líneas de producción dedicadas especialmente al mercado haitiano, inclusive con etiquetado en español y creole.

Mientras encontramos la manera de contener la inmigración haitiana furtiva, que es la parte problemática de nuestra relación y cercanía, busquemos los medios por sacarle la mayor ventaja a un mercado que solo nos demanda bienes y servicios y que nos ofrece muy poco en esta materia.

Quizás sea útil hacer estudios sobre las potencialidades del mercado de demanda de Haití, para planificar estrategias de oferta.

El Gobierno y el sector privado dominicanos deberían interesarse más por nuestro socio comercial más cercano, para aprovechar sus potencialidades y ayudarle a mejorar sus condiciones de vida.

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