Competitividad y libre comercio

Competitividad y libre comercio

No hay dudas de que a partir de todos los cambios en la economía global, producto de un reencuentro cíclico con lo moral y lo ético, lo rentable y factible, y lo socialmente sostenible, cada vez más se hace necesario mirar estratégicamente hacia las oportunidades de crecimiento, siendo flexible y ágil en las tomas de decisiones.

Ya aquellos tiempos de planificación centralizada pasaron y se denota en los llamados países desarrollados una tendencia más marcada hacia la creatividad y la imaginación, sobre todo, en lo que tiene que ver con el comercio y la economía.

Estados Unidos, por ejemplo, ha tenido que cambiar sus políticas comerciales varias veces y, al margen de que los resultados aún no nos otorgan elementos de juicios para analizar si han sido efectivos o no, sí vemos que todo está ligado a un fin, a una misión, pero los caminos han sido estratégicamente asumidos con imaginación, y sobre todo, con mucho valor.

China fortalece sus negociaciones comerciales a partir de nichos de mercado de inversión, robusteciendo sus regiones productivas donde ha podido desarrollar ventajas competitivas a través de cadena de valor y, de esta manera, ofrecer a los capitales ventajas de inversión, incluso, concesiones parecidas a las que un tratado de libre comercio concede, de acuerdo a las características de la producción regional. Esto, producto a la gran escala y, sobre todo, a una visión creativa.

A partir de que nuestro país ha asumido un compromiso ante la Organización Mundial del Comercio, se ha establecido la necesidad de plantearse agendas y planes que permitan un mejor aprovechamiento de las oportunidades que brinda el comercio transfronterizo; no obstante, la historia demuestra lo contrario.

Costa Rica ha sido consciente de la importancia que tiene el comercio exterior para su país y ha establecido como norte económico apalancar sus pocas fortalezas en base al Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos; no obstante, ha sido lo suficientemente creativo para posicionarse en un contexto diferente a los centroamericanos sin dejar de serlo, pero sí diciéndole al mundo que son diferentes.

Gústele o no, la actitud de los ticos (apodo que reciben los nacionales de Costa Rica) en las últimas negociaciones, provocó reacciones positivas a lo interno y externo de ese país, pero sobre todo un efecto de percepción o posicionamiento de diferencia ante los demás centroamericanos. Los ticos lo han hecho con valor y decisión, más que buscando grandes ventajas, sabiendo que esto de alguna manera marcará un hito.

Estamos seguros de que tanto ellos, quienes esperan termina sus negociaciones para final de mes, como los dominicanos que comenzamos la próxima semana, sabremos concluir un acuerdo comercial con los norteamericanos antes de que se termine el plazo para introducirlo al Congreso norteamericano; sin embargo, debemos ver esta oportunidad para que aflore el valor y la creatividad pública y, sobre todo, privada en este proceso, por que puede que, a pesar de que sea importante para nosotros con el gran mercado americano, al que todos quieren acceder, quizá a ellos les interese más.

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