Complementos de la revolución educativa

Complementos de la revolución educativa

Alfredo de la Cruz

 

La Administración Medina 2012-2016, introdujo la esperanza en el sector educación, al ejecutar el mandato de la Ley General de Educación Núm. 66-97 que en el Artículo Núm. 197 ordena que el gasto público anual en educación debe alcanzar, un mínimo del dieciséis por ciento (16%) del gasto público total o un cuatro por ciento (4%) del producto interno bruto (PIB) estimado para el año corriente, escogiéndose el que fuere mayor de los dos. Inmediatamente se procedió a ordenar la construcción de decenas de miles de aulas, en toda la geografía nacional, con lo que se cumplía un viejo reclamo de la sociedad dominicana que había sido relegado por administraciones anteriores.

Con todo y el entusiasmo suscitado por la asignación de estos fondos, diversos sectores de la sociedad han sostenido críticas muy frontales al sector educación, planteando nuevas demandas, al apreciarse con el paso del tiempo, un agravamiento en la situación de la educación dominicana, pues entre los modelos educativos posibles, hemos elegido uno que mutila la imaginación y busca la excelencia a través del gasto en recursos físicos, relegando sistemáticamente el gasto y mejora en los profesores.

Es por esto, entre otras cosas, que estudiar magisterio es visto como una carrera fácil para quien quiere un título y se considera que no tiene capacidad o habilidad alguna digna de atención. Lo que significa un descuido en la formación de los profesores, los cuales siendo un número considerable (90,188 a febrero del 2016 según datos del Ministerio de Educación) por la condición de segunda atribuida a la carrera, son poco considerados, y se ve su trabajo de segunda.

Por eso entendemos que la Administración Medina 2016-2020 debe mirar hacia la educación de mejor referencia en nuestros días, la educación finlandesa. Entre sus tópicos más importantes resalta al profesor como una figura de respeto ante la sociedad, tanto por su labor como por su preparación. Entonces, para llevar la figura del profesor dominicano a un nivel cercano, la solución podría incluir la valoración del esfuerzo realizado por el profesor de manera exclusiva, así como su retribución, que debe ser superior en cuanto que la exigencia sea mayor a la actual, a partir de ese momento este dejará de ser el simple profesor para pasar a ser el señor profesor.

En cuanto a la necesidad de usar las TIC en las aulas como herramientas de alta tecnología, se han hecho ensayos, pero a la fecha los resultados son desastrosos. No existe predisposición a hacer uso de estas herramientas, no se saben usar, existe poca familiaridad en los profesores con las mismas, se le da poca importancia a su uso, en comparación con el tradicional método de lectura-escritura. Entonces si atacamos la formación de los profesores estos aprenderán a mirar la educación desde el punto de vista de los estudiantes en la actual era digital.

En lo que a términos económicos se refiere, la educación ha de recibir una parte generosa del presupuesto del Estado, pero es una inversión que ha de dirigirse bien, no de manera exclusiva a la ampliación de planta física y medios técnicos sino también a los recursos humanos y a espacios como bibliotecas y otros recursos paralelos como el cine, talleres y foros. Pero también en otras actividades, que lleven al alumno a implicarse en el aprendizaje, ampliando las horas de estudio a las de esparcimiento, pero que estas consten para el alumno como esparcimiento.

Por ultimo señalar que el tema de los profesores, se resume a una formación más exigente y una retribución que vaya acorde al grado de dificultad de su formación, así como para la adquisición misma del puesto. Entonces para buscar la excelencia de nuestra educación, no bastará solo con invertir más recursos, hay que invertir en los puntos críticos, y cuando sean cubiertos, solo entonces podemos pensar en medios nuevos, los cuales, serán usados más eficientemente. 

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