Complicaciones del nacimiento prematuro

Complicaciones del nacimiento prematuro

Muchos conocen a un bebé que nació demasiado pronto y que se está desarrollando normalmente. La mayoría de los bebés alcanza el mismo desarrollo que los bebés nacidos a término durante el primer o segundo año de vida. Pero otros no tienen tanta suerte. Su bajo peso al nacer y el desarrollo físico insuficiente los llevan a padecer problemas de salud toda la vida. Algunos de estos niños deben luchar todos los días para sobrevivir.

Los más pequeños o más enfermos mueren al nacer o poco tiempo después. Los bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación son los que corren el mayor riesgo. Esto es lo que necesita saber acerca de las complicaciones médicas más comunes que puede tener que enfrentar un bebé prematuro.

Disnea: Los bebés con disnea carecen de una proteína llamada surfactante que impide que los pequeños sacos de aire de los pulmones se contraigan. Afortunadamente, muchos bebés con disnea pueden tratarse con surfactante sintético. Por lo general, estos bebés también necesitan ayuda para respirar. Aproximadamente 40.000 bebés en los Estados Unidos padecen de disnea cada año. La mayoría de ellos nacen antes de las 34 semanas de embarazo.

Hemorragia intraventricular: Hemorragia intraventricular es el término médico con el se denomina la hemorragia cerebral. La mayoría de las hemorragias se producen dentro de los primeros cuatro días de vida del bebé y mejoran por sí solas, con pocos daños o daños no permanentes. Algunos casos graves de hemorragia requieren intervención médica y pueden causar daños cerebrales que deriven en retraso mental, incapacidades del desarrollo o parálisis cerebral. La hemorragia intraventricular se da entre el 10 al 25 por ciento de los bebés que nacen antes de las 34 semanas de gestación.

Enterocolitis necrosante: La enterocolitis necrosante es una inflamación que daña la pared del intestino. Puede ocasionar problemas de alimentación, hinchazón abdominal y otras complicaciones. La enterocolitis necrosante se trata con medicamentos y en algunos casos con cirugía. Aproximadamente el cinco por ciento de los bebés prematuros desarrollan enterocolitis necrosante y cuanto más prematuro sea el bebé mayor es el riesgo que corre. Algunos bebés con enterocolitis necrosante mueren a pesar de recibir tratamiento.

Retinopatía de la prematuridad: La retinopatía de la prematuridad es una condición que afecta a los ojos causada por el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos. Puede ocasionar pérdida de vista y ceguera. En algunos casos, la retinopatía de la prematuridad mejora por sí sola y en otros se la trata con láser o crioterapia (congelación). Se produce principalmente en los bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación.

Displasia broncopulmonar: La displasia broncopulmonar es un trastorno pulmonar crónico que se da en los bebés prematuros nacidos antes de que sus pulmones se hayan desarrollado lo suficiente. Los bebés nacidos con enfermedad pulmonar grave por lo general requieren días o semanas de respiración asistida por respirador. Estos bebés pueden desarrollar displasia broncopulmonar, que provoca lesiones en los pulmones. Algunos bebés superan estas lesiones durante los primeros dos años de vida. En otros niños, la displasia broncopulmonar provoca una condición crónica similar al asma con dificultades para respirar. Esta condición puede durar muchos años.

Infecciones: Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones que los bebés nacidos a término. Su sistema inmunológico está inmaduro y no es capaz de combatirlas. Las infecciones comunes observadas en los bebés prematuros incluyen sepsis (una infección de la sangre), neumonía y meningitis (infección de las membranas que rodean el cerebro). Las infecciones se tratan con antibióticos o medicamentos antivirales.

Anemia: Los bebés prematuros suelen ser anémicos, es decir, no tienen suficientes glóbulos rojos en la sangre. Los bebés anémicos pueden tener problemas de alimentación y crecer lentamente y, además, la anemia puede empeorar los problemas cardíacos o respiratorios. La anemia se trata con suplementos de hierro, medicamentos que aumentan la producción de glóbulos rojos y, en algunos casos, con transfusiones de sangre.

Conducto arterial persistente: El conducto arterial persistente es un problema cardíaco que se observa por lo general en los bebés prematuros. El conducto arterial es un vaso sanguíneo de gran tamaño que debe cerrarse en el nacimiento para que la sangre del bebé circule normalmente. Si el bebé sufre de conducto arterial persistente, este vaso sanguíneo no se cierra. En algunos casos se consigue cerrar el pasaje mediante el uso de un medicamento.

Si este método no funciona, se requiere una intervención quirúrgica.

Apnea: La apnea tiene lugar cuando un bebé deja de respirar durante 15 a 20 segundos o más. Suele ir acompañada de una reducción en el ritmo cardíaco, llamado bradicardia. Los bebés prematuros están sometidos a observación constante para detectar la apnea y bradicardia.

Los médicos y enfermeras que cuidan a los bebés prematuros llaman a estas condiciones la “A” y “B”. Si un bebé deja de respirar, el monitor comenzará a sonar. Por lo general, puede estimularse al bebé para que comience a respirar nuevamente dándole una palmadita en la espalda o en los pies.

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