Reportaje sobre la depredación o explotación en las Dunas y otras áreas de Bani : ;. Hoy/Arlenis Castillo/18/05/23
La destrucción del santuario ecológico Dunas de Baní es el resultado de complicidades históricas entre políticos, poderosos, militares y funcionarios, unos por hacerse simpáticos y pensar en votos, otros por recibir sobornos para hacerse de la vista gorda y falta de voluntad política para actuar.
Urge que los ministerios de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Turismo aclaren de manera definitiva las áreas protegidas y de amortiguamiento, ya que al parecer no están claras.
El obispo de la diócesis de Baní, Víctor Masalles, afirma que quienes penetran al área protegida son personas muy poderosas que se relacionan con militares.
Estima que debe haber un cuerpo militar completo que vigile Las Dunas, con un mandato único y decisivo, porque de lo contrario este santuario dejaría de ser una reserva y un patrimonio, no solamente de Baní y República Dominicana, sino también del Caribe.
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Indica que daría pena que ahora que el Sur comienza a desarrollar el turismo, cuando lleguen los turistas encuentren Las Dunas destruidas.
Señala que en otros países donde existen dunas, como es el caso de España, estas son aprovechadas al máximo con construcciones de hoteles ecológicos en sus alrededores y que al mismo tiempo funcionan como contención.
Un cuerpo único
“Urge la necesidad de un cuerpo orgánico, en el que todos unidos impidan el destrozo de Las Dunas, que son un ícono de Baní. Estas podrían ser un atractivo enorme para esta comunidad”, sostiene Masalles.
Precisa que si el control lo lleva un solo organismo, que podría ser un patronato, las exigencias se dirigen hacia una sola entidad, no como ahora, que existen varias instituciones, como Medio Ambiente, Turismo, el Servicio Nacional de Protección Ambiental (SENPA).
Señala el prelado que son muchos los dominicanos que cuando llegan a Baní quieren ir a ver Las Dunas, pero además serán muchos los turistas que vendrán a observar el pequeño desierto y otras.
Responsabiliza a los políticos de diferentes Gobiernos de entregar como parcelas grandes cantidades de terrenos de Las Dunas con la finalidad de hacerse simpáticos y obtener votos.
“Si no hay una política decidida, firme y sostenible, entonces será un ir y venir constante, de invadir, aprovecharse y poner control cuando se grita; no hace falta llegar a eso”, cree el prelado católico.
Falta castigo
El alcalde del municipio de Baní, Santo Ramírez, estima que para evitar que Las Dunas desaparezcan urge la colocación de garitas permanentes en todas las entradas, con militares, pero rotativos para evitar que se corrompan.
Advierte que Las Dunas hay que protegerlas a como dé lugar, porque además de ser únicas en el área, son el muro de contención que protege a la Bahía de Las Calderas y Salinas del mar Caribe.
Atribuye las ocupaciones de terrenos en el área protegida a falta de régimen de consecuencias, por lo que sugiere someter por ante los tribunales a los responsables para que paguen por los daños causados.
Peligra Península
El arquitecto Ismael Díaz Melo, defensor de medios ambientales y los recursos naturales, muestra preocupación por las agresiones a Las Dunas, tanto con la extracción de arena para pañete, tala de árboles y alambradas de grandes porciones de terrenos.
Subraya que la destrucción de Las Dunas significa terminar con el principal patrimonio natural y turístico de Baní, pero también la desaparición de la Península de Salinas, Las Calderas, Bahía de Puerto Hermoso, la mina de sal, así como los manglares y la fauna.
Propone la creación de un plan de manejo definitivo de Las Dunas, una especie de patronato que incluya a representantes de Baní, para evitar que cada cierto tiempo se repita la misma historia.
Las Dunas están protegidas mediante Decreto No.233-96 e incorporadas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas en la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales 64-00”. Tienen una extensión 23 kilómetros cuadrados.