Comportamiento indeseable

Comportamiento indeseable

La asistencia a clases en los planteles públicos después de concluido el feriado navideño ha sido mínima y deja mucho que desear de la conducta de muchos  padres y profesores.

Siempre que el comienzo de clases coincide con un día de mediados de semana, se da el caso de que unilateralmente se decide extender el feriado hasta el lunes siguiente.

Semejante comportamiento induce pérdida de docencia y navega contra los esfuerzos de las autoridades por mejorar el aprovechamiento del tiempo de clases en los planteles del Estado.

Los dominicanos tenemos que aprender que el motor del progreso es el conocimiento y que éste se adquiere mediante el aprovechamiento pleno del tiempo de enseñanza.

Padres y profesores debieron unir voces para hacer que los estudiantes retornaran a las escuelas públicas con la misma puntualidad y entusiasmo que lo han hecho los que estudian en los colegios privados.

 A no ser por este comportamiento indeseable que provoca pérdidas injustificables del tiempo de docencia, la enseñanza pública no debería parecer en desventaja ante la privada.

Alguna vez nos daremos cuenta de que parte de las fallas que se atribuyen al sistema estatal  son conexas con este comportamiento indeseable.

Obligados a ser eficientes

La  ONU ha advertido sobre la posibilidad de una crisis alimentaría, que tendría sus motivaciones en las alzas de materias primas e insumos para la producción. Las consecuencias serían catastróficas en países muy pobres, con poca seguridad alimentaría, y aún para los que tienen una situación holgada en términos de producción de alimentos.

Por esta razón los países, entre los que debemos contarnos, están en el deber de afinar sus políticas de producción sostenible para poder estar en condiciones de enfrentar contingencias. Aparte de la tendencia alcista en los mercados de materias primas, están las cada vez más difíciles condiciones atmosféricas, en parte derivadas del calentamiento global, que afectan la producción en muchas partes del mundo.

Gobierno y productores están en el deber de analizar la situación y crear las condiciones para resistir lo que está previsto. La seguridad alimentaría debe ser la meta común de ambos sectores.

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