Comprometidos con el arte

Comprometidos con el arte

Durante siglos, un museo fue un lugar que recibía a visitantes, mirando y admirando sin otra relación con la institución. Salvo el derecho de entrada, la gente no contribuía al desarrollo de las colecciones, ni se tenía en cuenta en la programación.

La situación ha ido cambiando. Los museos ofrecen actividades y se preocupan por una participación externa. Los contactos se han multiplicado con la gente, y una de sus formas ha sido darle importancia. Los diferentes públicos pueden convertirse en “amigos del museo”, para ello se han constituido asociaciones que les dan la sensación de un diálogo, de una participación.

Luego, la situación económica de los museos se ha hecho cada vez más difícil, por su necesidad de crecer y por la frecuente escasez de recursos que impide el aumento de su patrimonio. Hoy, los “amigos” pagan una cotización voluntaria y sienten que colaboran con las piezas de arte atesoradas,  pues la institución dedica principalmente  su aporte a nuevas adquisiciones.  Un gran museo particularmente eficaz al respecto es el Museo del Louvre.

Los Amigos del Louvre.  La Sociedad de los Amigos del Louvre (“Société des Amis du Louvre”) fue fundada en 1897 e inmediatamente reconocida de utilidad pública en 1898. Desde hace más de un siglo, su acción esencial se ha dedicado al enriquecimiento de las colecciones permanentes.  Por esa razón se considera como un mecenazgo común. En el 1997, para los cien años de la asociación, se ha celebrado un evento, considerado como un homenaje a su generosidad: “Mecenas por millares” (“Des Mécènes par Milliers”).

 Fue una exposición compuesta exclusivamente por las obras ofrecidas por los amigos, o sea, compradas gracias a ellos. La hermosísima muestra tuvo tanta incidencia sicológica que, hoy en día, “Mecenas por millares” es el lema de la asociación y figura sobre la tarjeta de miembro.

Ahora bien, esa sociedad tiene un carácter totalmente abierto: se inscribe quien lo desea, ni siquiera le preguntan su profesión y nacionalidad. Se trata de la única opción correcta, que además puede sumar millares de adherentes. Una agrupación de amigos no es un comité ni un patronato: no se designa ni se invita. Acuden los que quieren y pueden pagar la cuota, por cierto muy pequeña en comparación con las ventajas que procura la afiliación, ¡sin hablar del sentimiento de pertenecer al museo!

Existen tres categorías de Amigos del Louvre –algo similar en prácticamente todos los museos–, dependiendo de sus cuotas: los Adherentes con las subcategorías de Doble, Familia y Jóvenes (en combinación su tarjeta especial del museo), los Societarios y los Benefactores. Las ventajas –o contraparte– varían, pero básicamente comprenden: admisión gratuita e inmediata –¡en caso de cola, habíamos tenido que esperar casi dos horas para acceder a una exposición, aun con la tarjeta de crítico de arte!-, reducción en precios de publicaciones, suscripciones, restaurantes, informaciones mensuales a domicilio o/y por correo electrónico de programas, actividades y noticias. Invitaciones –cada cartón siendo un modelo en el género– para las exposiciones se cursan a Societarios y Benefactores, además de la gratuidad de catálogos, conferencias e ingreso a otros museos.

La adquisición de obras.  Expresa el presidente director del museo del Louvre, Henri Loyrette: “Los Amigos del Louvre no son solamente amantes del arte exigentes y visitantes siempre fieles. Cada uno participa con una cotización modesta en el programa de mecenazgo colectivo de nuestro museo que permite a la Sociedad de los Amigos del Louvre obrar de manera decisiva al enriquecimiento de las colecciones nacionales, convirtiendo a cada uno de ellos en un mecenas”.

El ejecutivo pondera la importancia de esa contribución, que acompaña grandes donaciones y mecenazgo de empresas, en el respaldo de la política de adquisición. Hay la impresión de que el Louvre posee una cantidad fabulosa de obras maestras, sin embargo las colecciones siempre deben enriquecerse, ¿no representan el patrimonio del pueblo y más allá, por su accesibilidad a todos, de la humanidad? ¡La campaña de adquisiciones no puede detenerse! 

Una magnífica publicación, “2000 – 2010. Diez años de adquisiciones”,  producida y editada por el museo, revela, con reproducciones y comentarios excelentes, las adquisiciones recientes. Es una “antología” de 80 obras admirables que se sumaron a las colecciones, gracias a la esplendidez y la orientación de los Amigos del Louvre. Una atención ínfima –¡pero que tiene su gracia!– es que el sobre, contentivo del álbum enviado al exterior, es estampillado con sellos de colección…

¡Otro detalle, cuantitativo e impresionante sería que la Sociedad de Amigos del Louvre cuenta unos 222,000 miembros!

En el país

Asociaciones en  República Dominicana

Hay en nuestro país varias asociaciones de los museos, la Dirección General de Museos estimula su creación. Citaremos dos en particular, una correspondiendo a una institución pública, la segunda a un centro privado.

La Asociación de Amigos del Museo de Arte Moderno, que tiene su sistema de reclutamiento, organiza cenas, subastas y otros eventos relevantes,  en particular con los fines de modernizar equipos y funcionamiento del museo.

Los Amigos Centro León, en Santiago, constituyen una asociación de inscripción totalmente abierta. Mediante un aporte anual y distintas categorías, esa membresía colabora con varios proyectos culturales comunitarios y conlleva ventajas diversas, incluyendo eventos organizados para los miembros.

Otros centros dominicanos, como la Galería Nacional de Bellas Artes, crearán en breve una asociación de amigos.

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