El haber logrado mantenernos durante veinticinco años en la preferencia de una parte considerable del universo de lectores del país obliga a retribuir ese favor con una firme reafirmación de compromiso.

Para aquellos tiempos en que nació HOY -1981- parecía muy difícil materializar la idea de constituir un espacio de información y opinión en el que pudieran reflejarse todas las luces de nuestra sociedad.

Eran tiempos de fuertes polarizaciones, de influencias políticas en prácticamente todos los quehaceres.

Era época de apogeo de la Guerra Fría, con todas sus causas y consecuencias en lo que concernía al ejercicio de los derechos de información y opinión.

Fueron precisamente esas polarizaciones las que nos permitieron ganar espacio en el universo de lectores.

El habernos aferrado desde el inicio al compromiso de constituirnos en vehículo de difusión de los pareceres de todos en general y de ninguno en lo particular nos permite, veinticinco años después, ocupar este espacio para reafirmar los mismos propósitos del inicio de nuestra vida.

Si alguna variación ha de producirse en nuestro papel en la sociedad será en el sentido de marchar con los tiempos para cumplir nuestras metas, nuestros deberes.

-II-

Esta época de avance vertiginoso de las tecnologías de comunicación obliga a revisar conceptos técnicos y de mercado. El diarismo escrito se enfrenta a grandes retos que le obligan a someterse a transformaciones para preservar espacio en el mercado, para conquistar nuevos espacios.

HOY, que no escapa de estas circunstancias, también se embarca en cambios de tecnología que le permitan continuar jugando su papel en la sociedad.

Entre esos cambios cabe mejorar sustancialmente nuestra presencia electrónica a través de la Internet y hacer las innovaciones necesarias en nuestras ediciones en papel.

Lo que se mantendrá invariable, por encima de las influencias tecnológicas, será la vocación de servir de canal a todas las voces en condiciones de hacer uso del derecho a informar y opinar.

Ha sido esa función la que nos ha permitido un constante crecimiento en demanda y preferencia de los lectores, y que nos ha garantizado el respeto de todos.

En nuestro Editorial siempre está como trasfondo el compromiso con la defensa de los mejores intereses del país, sin menoscabo de la libertad y el derecho de quienes opinan a través de nuestras páginas.

Aún concibiendo el periódico como una inversión que busca rentabilidad, desde el inicio de nuestros días juzgamos que la manera más rentable es la difusión de la verdad.

Su aceptación, queridos lectores, nos compromete a mantener este principio. Gracias del alma por preferirnos como somos.