¡Compromiso de honor!

¡Compromiso de honor!

 FIDELIO DESPRADEL
El pasado domingo se llevó a cabo un acto que con el sugestivo nombre de “Compromiso de honor” reunió a más de un millar de ciudadanos y ciudadanas de distintos procedencias, trayectoria y posicionamiento, pero con el objetivo común de impulsar “un movimiento nacional que nos represente a todos/as, a través del cual actuaremos unidos/as, en todas las luchas políticas y sociales, electorales y no electorales; con un formato común, con un registro legal común, con una simbología común que acoja en su seno, imbuido de un gran espíritu libertario, toda la diversidad alternativa al modelo neoliberal y el régimen imperantes.”

Fui debidamente invitado, y mi ausencia en el mismo tan solo se debió a cuestiones de urgencia que se me presentaron la misma mañana, cuando me aprestaba a asistir. Así se lo comunicaré personalmente a algunos de sus organizadores, y así lo expreso a través de estas líneas.

El entusiasmo que me han expresado varios de los asistentes, uno de los cuales con una actitud muy crítica ante la desidia y errores de las fuerzas progresistas, y otro, que me expresó su alegría a través de una llamada desde la ciudad de Nueva York, dejan ver algo muy importante: esta iniciativa política y el acto donde la misma fue dada a conocer, tanto por la forma como fue organizado como por las intenciones y propósitos expresados en su documento fundacional, despertaron sentido entusiasmo en la gran mayoría de los y las presentes. O sea, introduce un aire fresco en medio de la pesada atmósfera en que se desenvuelven hoy los esfuerzos y la brega de esos millares, o decenas de millares de hombres y mujeres progresistas, dispersos en toda la geografía del país, convencidos/as de que el país viene siendo empujado hacía un despeñadero, por la coyunda constituida por la clase política y los sectores hegemónicos del Bloque de Poder, y que se hace necesario trabajar con ahínco para cambiar ese rumbo fatal.

El solo hecho de comprometerse con los objetivos contenidos en su documento fundacional (Compromiso de honor), donde se expresan, dicho con sus particulares palabras, el conjunto de conclusiones y conceptos, que en el aspecto político, económico y social, constituyen un punto de común de millares de militantes y hombres y mujeres progresistas; este solo hecho, repito, ya de por sí es muy importante.

Aquellos y aquellas que siguen habitualmente esta columna conocen de mis posiciones y propuestas relacionadas con la construcción de una propuesta política alternativa, para cambiar el rumbo del país; conocen que pongo mucho énfasis en la construcción de las herramientas para poder convertir, en un gran movimiento político de resistencia, lo que hoy es descontento, indignación, ruptura con las cúpulas políticas y sociales que monopolizan la vida del país; saben esos lectores de mi actitud crítica sobre los métodos y las concepciones del hacer político, que han prevalecido al interior del movimiento de izquierda del país. Esta actitud me ha conducido a participar de un esfuerzo muy específico, del cual he hablado varias veces a través de esta columna.

Precisamente, parte constitutiva de las concepciones de ese esfuerzo al que hago referencia, es el de alentar todas las iniciativas, que viniendo del litoral progresista y patriótico, dan un paso al frente y se colocan en las vías de unir esfuerzos y voluntades para contribuir a cambiar el rumbo fatal hacía el cual está siendo precipitada nuestra Nación.

Aquellos que se deciden dar un paso al frente deben ser estimulados. ¡Esa debe ser la actitud que adoptemos, desde el mismo momento en que surge una nueva voluntad militante, en medio del ambiente nacional, dominado hasta ahora por la desesperanza y el descreimiento en la clase política y en los sectores sociales que monopolizan la dirección de los destinos nacionales. A toda y todos los que asuman esta actitud, brindarles apoyo para que puedan nutrirse de las experiencias acumuladas por el colectivo social, en la difícil tarea, no ya de anunciar los propósitos de un nuevo movimiento unitario, sino de encontrar los caminos, las herramientas y los métodos, para construir dicho movimiento, despejar los grandes obstáculos que se han acumulado en las últimas décadas de retrocesos, y principalmente, poder empalmar dicho esfuerzo, con el movimiento real, hoy muy disperso y disminuido, contribuyendo, en medio de la acción, a levantarlo y reconstruirlo.

Desde cualquier trinchera donde me encuentre, los promotores de este nuevo esfuerzo, encontrarán en mí, y en mis circunstancias, apoyo y aliento. Sabemos hasta la saciedad, lo dañino que ha resultado la autosuficiencia, que con tanta frecuencia ha alimentado y alimenta el vanguardismo y el sectarismo que tanto afectó en el pasado las filas de lo más progresista del pueblo dominicano.

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