Hoy 
El 9 de noviembre de 2009 ocurrió el lamentable deceso del eminente botánico y naturalista Dr. Alain Liogier, en Texas, a los 93 años. Nació en Francia en 1916. Se trasladó a La Habana, Cuba en 1935 logrando el título de Doctor en Ciencias Naturales en la Universidad de La Habana en 1945.
Desde 1945 hasta 1959 remozó la Flora de Cuba en cinco volúmenes. Fue profesor de Ciencias Naturales en La Habana.
A partir de 1960 se estableció en New York, siendo Profesor de Botánica y Biología en el Manhattan College desde 1964 a 1970. En 1970 se estableció en República Dominicana como Profesor de Botánica en la UNPHU organizando dicho herbario. Fue asimismo Director de Botánica del nuevo Jardín Botánico de Santo Domingo.
Luego de una serie de interminables exploraciones en nuestra isla logró colectar unas 16,000 especímenes de plantas, muchas de ellas nuevas para la ciencia. En resumen su Flora Botánica Dominicana» se publicó en nueve tomos. Entre otras cosas fue Miembro Fundador de la Sociedad Dominicana de Botánica así como Miembro Fundador de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Su vida transcurrió en nuestras montañas. Casó con una dominicana y se nacionalizó dominicano.
Terminada su labor en nuestro país se trasladó a Puerto Rico donde, luego de varios años de trabajo, publicó dicha flora en cinco volúmenes.
Tenemos en el Dr. Alain Liogier otro Erik Ekman, sueco genial que estudió la flora caribeña y a quien se han erigido estatuas y calles a su memoria. Es decir, los dominicanos, llámense ciudadanía o gobierno, tenemos una deuda con un ilustre científico naturalizado dominicano. La idea hasta el momento ha sido levantar un busto a la entrada del Jardín Botánico de Santo Domingo a su memoria. El costo del mismo ha sido evaluado (según el escultor y la fundición) por 160,000 pesos.
Luego de este humilde ciudadano hablar con amigos y autoridades influyentes, hemos considerado notificar por este medio al Sr. Presidente de la República Dr. Leonel Fernández y a su distinguida esposa, para que este noble y obligatorio reconocimiento pueda tener un exitoso final. Es la única alternativa.
