COMUNICACIÓN DE MARKETING
¿Publicidad con faltas ortográficas?

COMUNICACIÓN DE MARKETING <BR>¿Publicidad con faltas ortográficas?

JUAN FREDDY ARMANDO
Un fenómeno curioso de la publicidad dominicana es el de las faltas de ortografía y el del empleo de palabras que forman parte del español dominicano, con formas de escritura que no corresponden a la realidad de la forma en que nuestro pueblo emplea dichos vocablos.

En el primer caso está un banco que ha hecho una promoción de sus servicios de internet banking. Dice que «ya las operaciones bancarias no se tienen que hacer en el banco». En realidad, visto desde la correcta y clara sintaxis que recomienda la Real Academia de la Lengua y el claro sentido de las cosas, lo que debería decir es «Ya las operaciones bancarias no tienen que hacerse en el banco». Esto así porque ese SE al que busca modificar es al verbo HACER y no al verbo TENER.

Un ejemplo más reciente es el de una campaña publicitaria que actualmente está en circulación, principalmente a través de vallas, que tiene como tema la frase TU SABE, y algunas veces TU SAAABE. Aparentemente se refiere a la nevera Mabe, que según recuerdo ha usado un eslogan que dice: «Tu sabe… es mejor que sea Mabe». Ambas frases tienen un evidente error gramatical. Y es que les falta la S a la palabra SABE. Esto debido a que los verbos en lengua castellana llevan S al final si están conjugándose en la segunda persona del presente del modo indicativo, como es el tiempo verbal que estamos comentando.

No llevaría S si estuviese refiriéndose a la tercera persona. Es decir, «El sabe». Pero también tiene otro error. Y es que ese «Tú» es el pronombre y no adverbio de posesión. Por tanto, lleva un acento marcado. Que ya hoy en día no puede argumentarse que está en mayúscula permanente para no ponerle el acento, puesto que los alfabetos de las computadoras modernas lo contienen.

Un caso distinto de error es el que se refiere a que llamo error de linguografía -valga el invento del término para denotar el uso de la lengua en una geografía o región lingüística determinada-. Es decir, emplear una palabra en un mercado determinado con una escritura y pronunciación que no corresponde al que impone la ley del uso y la costumbre lingüística de esa población a la que se dirige.

La muestra es de una campaña reciente del Supermercado Jumbo. Decía, para llamar la atención sobre sus precios bajos, que cuando la gente los viera le daría un PATATÚS. ¿Qué resulta? Que ningún pueblo de habla hispana, y menos el nuestro, usa esa palabra. Todo el mundo dice PATATÚ. Es decir, la ley lingüística del menor esfuerzo impone la palabra sin la S final.

Pero ese error se debe a querer ser más papista que el Papa en el aspecto de la pureza lingüística, llegando a exageraciones que conducen a un choque, a una apreciación de error en quien recibe el mensaje. Es un caso parecido al de nuestra Academia Dominicana de la Lengua, que propuso a la Academia de la Lengua Española hace ya unos años que la palabra zafacón se escribiera con z. En realidad, nuestro pueblo, que fue el creador de esa palabra en tiempos de la intervención norteamericana de 1916, según me señalara el novelista Rafael Peralta Romero que le explicara el poeta Mariano Lebrón Saviñón, al confundirla con la palabras inglesas safety cork -tapa de seguridad, que sería su traducción literal-, jamás la pronunció con Z. Primero porque la Z no existe en el español dominicano, ya que nuestro pueblo en toda ocasión sustituye este fonema por el  fonema S.

Pero además, la palabras inglesas de las que proviene, como hemos demostrado en el párrafo anterior, no tiene Z sino S. Ahora quiero referirme brevemente a la campaña de «Tu sabe» (sic).

Me parece que como expectativa ha sido muy larga y poco creativa. Está claro: para que una campaña de este tipo mantenga el interés de la gente, tiene que cambiar frecuentemente de imagen y o frase, con posibles acercamientos al secreto que esconde, con palabras pícaras con las que los lectores puedan reír o preocuparse o les pinchen la curiosidad.

Otro juego que hubiera podido atraer era el de  hacer interrogantes o insinuaciones de que puede tratarse de este o aquel producto, para que los consumidores puedan hacerse especulaciones e incluso discutan unos con otros sobre qué producto podría ser.Generalmente las campañas de expectativa están teniendo muy poco uso en la publicidad moderna, tal vez debido a que este mundo globalizado y lleno de múltiples medios y de un bombardeo informativo tan grande no permite al público detenerse, como en otros tiempos, a tratar de adivinar de qué se trata.

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