JUAN FREDDY ARMANDO
En estos días, hemos visto en la televisión -canal de CNN y otros- un creativo comercial de la revista Selecciones. Comienza con una voz en off o fuera de cámara, femenina, que narra cómo un investigador está en una selva. Encuentra unos animales raros, unos perros salvajes o algo así, los cuales lo atacan y él huye desesperado hacia su auto, y como es natural lo persiguen hasta el mismo. Aquí la historia de la voz se detiene para dar paso a la promoción «Selecciones: Vives lo que ves».

Mientras el audio contaba lo que hemos descrito, la imagen comienza con una dispersión de letras sobre la pantalla, las cuales se mueven y entrecruzan como si fuesen microbios, hormigas o algo semejante moviéndose en un plano. Finalmente quedan organizadas en una página. Y las letras i van convirtiéndose en perros montaraces al tiempo que crecen  y saltan repentinamente y en manada hacia el auto donde suponemos viaja el investigador. Luego vemos a la hermosa muchacha que está leyendo un ejemplar de la revista concentradamente, alegre y sorprendida por la historia que lee. Es decir, está viviendo lo que ve.

Muy buen eslogan este de «Vive lo que ves», ya que el ser humano en la vida ante todo busca emociones, vivencias agradables en todo lo que hace, desde dar un beso hasta leer un libro o revista. Al mostrar al lector que en la revista puede sentir la realidad de lo que ve, sabrá todo el disfrute que le espera.

Claro, quienes conocemos a Selecciones, Reader Digest, sabemos que también se aprende mucho en ella. Con sus excelentes reportajes geográficos, como uno que leí hace años sobre Groenlandia y otro acerca de la Antártida. De temas curiosos. Por ejemplo, la historia del vino, desde cuando París se llamaba Lutecia, hasta nuestros tiempos, su forma de cultivo, evolución, maneras de servirlo, etc.  Así, en torno a la azarosa y trágica vida de esa gran cantante que fue Edith Piaf, el Gorrión de París. Excelentes análisis psicológicos, narraciones literarias y de hechos raros, tan bien escogidas y escritas. Además, sus famosos chistes, aunque algunos tengan ese humor inglés en que debemos durar varios días  para encontrarle la gracia.

Es indudable que, aparte de este comercial que hemos comentado, la vieja revista es seductora. Siempre hecha en el mismo formato, tamaño media carta, de bolsillo, fácil de leer y llevar dentro de las valijas de viajeros en trenes y buses en los Estados  Unidos, Europa y Latinoamérica, es publicación que vale la pena conocer y estudiar por parte de cualquier persona que quisiese conocer la historia de la publicidad. Sus anuncios siempre han sido de calidad, haciendo acopio de los mayores avances de la tecnología del momento.

Estoy seguro de que a muchos de mis lectores este escrito les recuerda su niñez, ya que la revista tiene una larga historia. Cuando yo era niño, mi padre compraba y leía con cierta frecuencia a Selecciones y El Caribe, los dos primeros tipos de documentos en que sacié mi fiebre de niño que recién aprendía a leer -aparte de los paquitos o tiras folletos y tiras cómicas que vinieron luego-.

Fue acusada por los viejos izquierdistas de ser «caja de resonancia del imperialismo norteamericano». No niego que sus análisis van acordes con los intereses de su país de origen, pero siempre la he considerado digna de ser leída, y es una cátedra viva de cómo mezclar entretención, curiosidad y humor ligero, con profundidad, formación cultural, y enseñanzas sobre los problemas de la vida.

Fundada en 1922 por Dewitt Wallace y Lila Acheson Wallace, en Pleasantville, New York, Selecciones, del Reader Digest, cumplirá 83 años. Surgió a consecuencia del regreso de su creador,  herido en la 1ra. Guerra Mundial, quien se entretenía leyendo información de periódicos, artículos y textos de grandes escritores. Tuvo la inquietud de que si  estos se resumían, el lector común podría disfrutarlos mejor, y así publicó su Resumen Periódico, y sus ediciones fueron creciendo, hasta que de él salió salió la revista Selecciones. Poseo una colección de ella que comienza en julio de 1957, cuya edición en castellano se imprimía en El Vedado, de La Habana, Cuba, con 200 páginas.

Hoy vende más 30 millones de ejemplares en diversas lenguas por todo el planeta. 

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Asesor de Marketing y creativo