Por Julia Muñiz Subervi
Desde que inició la gestión presidencial de Luís Abinader hemos visto un mandatario abierto y disponible a dialogar con los medios de comunicación e informar a los ciudadanos sobre los temas de interés nacional, así como aclarar la razón de ser de sus decisiones y el rumbo de las mismas. No siendo el mismo esquema implementado por la mayoría de los miembros de su gabinete.
En el transcurso de estos dos años gran parte de los llamados a dirigir instituciones del Estado han utilizado la comunicación como un recurso para mitigar una crisis generada, en la mayoría de las ocasiones, por la falta de comunicación. ¡Irónico! ¿no?.
La mala comunicación en estos momentos está siendo el “jabón en la sopa” que empaña la gestión de Abinader, la cual posee luz propia, pero no se ha podido transmitir a la población gracias al constante silencio institucional o el uso de términos erróneos, sembrando malestar y dando el espacio innecesario a la oposición para construir un discurso.
El arte de comunicar a tiempo y con las palabras correctas es necesario en toda gestión, explicar de manera clara y precisa es lo que permite que el ciudadano construya sus criterios evitando así, la ansiedad que trae consigo la incertidumbre a situaciones desconocidas, por sencillas que sean.
Nuestro presidente está construyendo, por primera vez en la historia dominicana, un Gobierno de Consenso en el que los dominicanos y dominicanas tenemos la oportunidad de expresarnos y ser escuchados, por lo que urge desde la esfera gubernamental trazar una ruta crítica comunicacional que permita a los actores de primera línea expresar con el mismo lenguaje el verdadero sentir de quien dirige los designios del país.