Cuando el hospital de este municipio trabajaba a toda capacidad fue la panacea de Paraíso, en la misma provincia, de Pedernales, Oviedo, Juancho y La Colonia. Benefició con sus buenos servicios, ahora es casi un cajón vacío.
Edificación en ruinas, con paredes hundidas y techo agrietado; contaminación, deterioro y falta de medicamentos desesperan a sus residentes.
Las inclemencias del tiempo y el salitre destruyen camas y sala de partos, ya en desuso, al extremo de que no sirve ni para museo.
No cuentan con sala de emergencia y el médico de turno ofrece sus servicios en un banco, gracias a la resistencia de la marquesina, o área de Ambulancia, mientras las dos únicas enfermeras que laboran apenas tratan de conversar con el médico de turno.
En un recorrido observamos apenas un paciente que aceptaba los servicios, debido a que no tenía otra alternativa.
Los alimentos son preparados en una inadecuada e improvisada cocina.
Médicos, pacientes, visitantes y trabajadores pernoctan por las limitadas áreas.
“Eso puede ser todo, menos un hospital”, dijo uno de los que se presentaron cuando observaron los medios de prensa, y a seguidas comentó que el Gobierno ha olvidado a la gente de la comunidad de Enriquillo.
Aseguran los residentes que ese centro no es ni sombra de lo que era.
Sin embargo la edificación, ahora lo que representa es un peligro para los que se arriesgan a recibir algunas atenciones y que ameritan su internamiento.
Los médicos aseguran que a la mayoría de los que acuden los refieren a otros centros, que incluyen Barahona y Pedernales.
Residentes consultados demandaron mayor atención en términos de salud y advirtieron que mantendrán la lucha a favor del centro, porque según alegan, quieren trasladar la plaza hacia Barahona.
Los residentes de la comunidad de Enriquillo informaron que las múltiples huelgas de los meses pasados, han sido fruto de la falta de apoyo del presente Gobierno.
Criticaron al ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, de quien aseguran es nativo de esta demarcación, pero nunca ha ofrecido el apoyo que demanda la población en sus calles, carreteras, hospitales, centros educativos y otras necesidades.
Entienden que debe hacerlo no para privilegiar a su tierra, sino porque son carencias que los que administran el Estado deben suplir, porque para eso la población paga impuestos y a veces con mucho esfuerzo, como en el caso de esta empobrecida zona.