La visión explicita de Xi Jinping comprende gobernanzas en lo financiero, lo comercial, lo ecológico, todo expresado con objetivos globales, equitativos, transparentes y desprovistos de amenazas, intolerancias y estímulo al odio y la discriminación. Todos trabajando para impulsar un desarrollo planetario e interconectado al cual China está contribuyendo y va a seguir aportando. Para beneficio de la humanidad Beijing prefiere un esfuerzo mancomunado. Solo actitudes egoístas y hegemónicas pueden ignorar la oferta cooperativa de la potencia indiscutible del siglo XXI.
Una comunidad de responsabilidades compartidas e inclusivas comprende el derecho de todos, en el ahora llamado “Sur Global”, con independencia de su tamaño y riqueza, a que se escuchen sus voces y se les tome en cuenta. Una verdadera democracia universal sin espacios para autoritarismos internacionales y creencias de excepcionalidades individuales.
Los intereses de cada uno están, y deben estar, indisolublemente entrelazados con el de todos los demás. El desarrollo de todos y cada uno debe ser el horizonte.
El programa chino de la Franja y la Ruta de la Seda del Siglo XXI con 150 países y 30 organizaciones regionales asociadas es un ejemplo sólido de la proyección de China hacia el mundo contribuyendo al desarrollo global. Verdadero apoyo al desarrollo para los menos beneficiados, sin condicionantes ni compromisos como no sea contribuir al bien planetario y recíproco basado en los intereses nacionales propios de las naciones participantes.
De facto, la propuesta se ha ido abriendo paso con decenas de países que han suscrito con Beijing actas de compromiso para acciones comunes: Vietnam y demás naciones de la península Indochina, las naciones de Asia Central, Camboya, Laos, y consensos con Malasia, Tailandia, Indonesia, con países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Sudáfrica se alió con China para juntas construir una comunidad de futuro compartido de alto nivel. Desde 2015 Xi promueve el concepto de “seguridad común, integral, cooperativa y sostenible para enfrentar los desafíos” y su convicción es tanto el deber de todos de fomentar un desarrollo global e inclusivo como el atenerse a los principios de las Naciones Unidas. “Ningún país puede buscar por sí solo una seguridad absoluta y tampoco puede lograr estabilidad de los disturbios en otros países, asegura. Xi Jinping ha llevado el objetivo de construir una comunidad de destino común de alcance mundial como el núcleo esencial de política exterior esencial de política exterior.