Comunidad financiera distinguió la experiencia y la prudencia

Comunidad financiera distinguió la experiencia y la prudencia

POR CLAUDIO CABRERA
El año de 1994 marcó el hito de ser el último, antes del 2003, en que peligró seriamente la estabilidad macroeconómica del país, debido a la prevalencia de déficits fiscales originados por la persistencia de un mayor gasto público sobre los ingresos.

Fue a partir de aquella crisis que se pensó conscientemente y de manera sostenida, en evitar la recurrencia de estas otras crisis, debido a que tanto las autoridades de turno como los agentes económicos sabían del peligro que encerraba para una economía como la dominicana,  caer en situación inmanejable como la que vivió el país en toda la década de los años 80 y principios de los 90.

Pero el temor a una recaída de la estabilidad macroeconómica lograda transitoriamente hacia 1991-92, la cual se perdió momentáneamente en el transcurso de la campaña electoral de 1994 fue, también, la palanca que sirvió para catapultar al licenciado Héctor Valdez Albizu a la gobernación del Banco Central.

Por tratarse de un año electoral, en el cual tradicionalmente se solían presentar fuertes desequilibrios fiscales en que incurrían los gobiernos de turno, la coyuntura favoreció la decisión del entonces presidente Joaquín Balaguer, para escoger en la gobernación de la institución al hombre que hasta ese momento había sido considerado como el “instructor” de los recién llegados gobernadores en calidad de economista principal en el puesto de subgerente de política económica.

Detrás de la escogencia de Valdez Albizu había quedado atrás las traumáticas experiencias de los años 80 y del período comprendido entre 1989-1992, uno de los de peor desempeño en la economía del país, cuando fue necesario que las autoridades gubernamentales de entonces iniciasen las reformas estructurales e institucionales, algunas de las cuales aún están en fase de culminación.

En el Reservas

La carrera que llevó al licenciado Valdez Albizu hasta la cima del Banco Central, donde ha permanecido por 36 años, inició tras su salida por decreto de la institución monetaria durante la administración del licenciado Luis Toral, hacia el 31 de diciembre del año 2002, al ser removido en calidad de administrador general del Banco de Reservas.

Su paso por el Banco de Reservas sentó precedentes, en vista de que esa entidad hasta entonces se manejaba como “el bolsillo” del gobierno para suministrarle fondos a través del crédito neto al sector público o bien para cubrir al Banco Central en emisiones inorgánicas.

Esta entidad era manejada al antojo de sus administradores, pero el nivel a que había llegado la crisis hizo cambiar de opinión a las autoridades que decidieron situar a un bancentraliano de experiencia como Valdez Albizu a la cabeza del banco estatal.

Junto a Valdez Albizu también fue juramentado el doctor Mario Read Vittini como gobernador del Banco Central, cuya dirección fue, en principio, fructífera hasta que se iniciaron los aprestos electorales del 1994 y sus consecuentes estorbos de política monetaria y cambiaria en medio de problemas estructurales arrastrados.

La coyuntura del 94

Al presentarse la coyuntura económica del final del año 1993 y principios del 1994, este último un año electoral, las cosas empezaron a enderezarse al comienzo del 1992, pero a empeorarse en el transcurso del 1994 con los gastos en que incurría el gobierno por causa del torneo electoral previsto para ese 16 de mayo.

Los gastos fueron creciendo y la justa electoral se tornó tan difícil para las autoridades en el poder que casi todos sus funcionarios se adentraron en el proceso.

Decisiones económicas en tal sentido para favorecer a partidarios, así como la agudización de problemas estructurales sin solución, hicieron emerger viejos problemas monetarios y cambiarios, que condujeron, a su vez, a revertir los avisos de crisis económica en que vivía el país.

Desde mediados de agosto del 1993 se hablaba de “un repliegue de la economía” que al 1992 se proyectaba en un crecimiento de 2.2% del Producto Bruto Interno (PBI), sobre un 7.8% logrado en el 1992.

Pasado el furor comicial del 1994, en que el Partido Reformista repitió con el PRD el “éxito electoral” del 1990 que había mostrado con el PLD, el gobierno se dispuso a poner de nuevo la casa en orden. Para ello y ante un crecimiento inusitado de los agregados monetarios que amenazaba el manejo adecuado de la economía, el doctor Joaquín Balaguer optó por cambiar de rumbo las cosas en el Banco Central, sobre todo ante exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que se emprendiesen cambios institucionales y económicos profundos en el país.

Entre otras cosas, el doctor Read Vittini había mostrado su oposición a un nuevo acuerdo con el FMI como el que se hubo de concertar en 1992.

 Los “avisos de inestabilidad” que se evidenciaban en alzas en las tasas de cambio y de la tasa de inflación, mostraban problemas en el manejo de una política económica centralizada como la que ejercía el entonces presidente Balaguer.

Se sumaron al calentamiento de la economía desde febrero del 1994 el mantenimiento de parámetros rígidos de política económica en el Banco Central, mientras el gobierno central se volcaba en iniciar y continuar la realización de obras que desbordaban el gasto público. El resultado fue la remoción del doctor Mario Read Vittini de la institución monetaria cuando la crisis amenazaba en expandirse y hacia agosto del 1994.

El licenciado Valdez Albizu arribó a la institución en una coyuntura difícil en que la tasa de cambio iba trepando hasta los RD$13.0 por US$1 y amenazaba con aumentar más.

Mientras tanto, las reservas del Banco Central continuaban una tendencia a la baja que ponía en peligro la capacidad de pagos del país con el exterior y para cubrir importaciones.

Las nuevas directrices de política económica coordinadas por el Banco Central con el gobierno central contribuyeron a evitar el colapso de la economía por el momento, hasta lograr que el país recuperara el crecimiento.

Llegado el 1995, el nuevo gobernador de entonces anunciaba el logro de que el país creciese a una tasa real positiva de un 2.1%, considerando un crecimiento total del 4.3% del PBI y de un .2% de la población dominicana.

El Banco Central asumió la política de acoger las obligaciones del Estado en ese entonces con el extranjero por más de US$500 millones que implicaban compromisos de importaciones y otras obligaciones por el orden del 22% de la cartera de deuda externa total.

La llegada del nuevo gobernador fue acogida como un toque de confianza por el personal de la institución que había estado en desbandada luego de la cancelación de reputados técnicos en administraciones previas, lo cual dio un toque institucional a su gestión, además de una gran dosis de prudencia en su manejo.

En el mes de octubre de 1995, al pasar revista a la situación del país, el nuevo gobernador indicaba que gracias a una política económica bien coordinada con las autoridades, se había logrado un gran crecimiento tomando en cuenta las dificultades recientes confrontadas para sostener el crecimiento hasta el año previo 1994.

Citó el auge de las zonas francas, del turismo y las remesas, como los puntales del nuevo horizonte económico que presentaba la economía dominicana, sobre el cual descansaba el futuro inmediato del crecimiento.

Transcurridos los acontecimientos políticos del año 1996 en que se produjo el recorte de dos años al gobierno del entonces presidente Balaguer, al haber ganado los comicios el PLD con apoyo del PRSC, el entonces presidente electo Leonel Fernández ponderó las cualidades profesionales del anterior gobernador Valdez Albizu, así como la capacidad de su equipo de asesores en la institución, lo cual fue un factor para que fuese confirmado en su cargo entre el 1996 y el año 2000. Este ha sido el período considerado de mayor crecimiento económico para la República Dominicana con un crecimiento promedio del PBI de un 8.3%.

Luego de los traspiés que experimentó la economía a partir del 2003 que conllevaron a la peor crisis económica contemporánea, la vuelta al gobierno de un equipo económico del que forma parte importante el licenciado Valdez Albizu, imprimiendo gran influjo a la política de sostenibilidad macroeconómica para enfrentar una crisis originada en un abultado déficit cuasifiscal que propagó sus efectos malignos a toda la economía, es para muchos el mejor indicador de que el premio otorgado el licenciado Valdez Albizu lo ha ganado el país.

“El crecimiento registrado por la economía en el 2005 es el más elocuente exponente de esta realidad”, según sostiene a este respecto el propio funcionario.

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