RIO DE JANEIRO (AFP).- La elección del comunista Aldo Rebelo a la presidencia de la Cámara de Diputados de Brasil representó una victoria para el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, que puso todo su empeño en ganar esta batalla para acortar la crisis creada por el escándalo de finanzas ilícitas en su Partido de los Trabajadores (PT).

   La victoria, lograda la noche del miércoles, fue ajustada. Rebelo, del Partido Comunista de Brasil (PCdoB, ex maoísta), venció al candidato de la oposición José Thomaz Nono, del Partido del Frente Liberal (PFL, derecha) por 258 votos contra 243, una diferencia de 15 votos que es la más estrecha registrada en la historia parlamentaria brasileña.

   En la primera vuelta, ambos habían alcanzado el mismo número de votos, 182.

   La oposición acusó al gobierno de haber puesto en marcha una máquina «aplanadora» para obtener el apoyo de tres partidos conservadores cuestionados en el escándalo de corrupción, al cual pertenecen varios de los 16 diputados amenazados de ver anulados sus mandatos.

   José Thomaz Nono consideró este jueves que la elección fue decidida por los votos del Partido Trabalhista Brasileño (PTB), del Partido Liberal (PL) y del Partido Progresista (PP), todos sospechosos de haberse beneficiado de la compra de votos por parte del PT.

   «El entusiasmo con el cual los diputados amenazados (de anulación de su mandato) saludaron la victoria de Aldo es una demostración del origen de esos votos», dijo Nono.

   Según la prensa, el gobierno liberó subvenciones para las circunscripciones de diputados por 1.500 millones de reales (672 millones de dólares al cambio).

   Esta acusación fue rechazada por el ministro encargado de la coordinación política del gobierno, Jaques Wagner. «No hubo ningún caso de aplanadora en el gobierno. Tampoco hubo tráfico de influencias o amenazas, pero sí un trabajo de convicción», aseguró.

   Para David Fleischer, de la consultora Brazil Focus, la elección de Rebelo representa un «alivio» para Lula, porque el presidente de la Cámara dispone en particular del derecho de desestimar los pedidos de destitución. «Claramente, esta elección debe aumentar las posibilidades de reeleción de Lula en octubre de 2006», afirmó Fleischer.

   Maria Celina d’Araujo, politóloga del Instituto Getulio Getulio Vargas de Rio de Janeiro, consideró por el contrario que «la situación continuará siendo muy difícil para el gobierno, porque el voto fue muy ajustado».

   Esa elección aumentó el carácter «clientelista» de la política brasileña, afirmó. «El gobierno procedió a un gran intercambio de favores para obtener el apoyo de partidos conservadores implicados en la corrupción», dijo a la AFP.

   Los diputados corruptos «vendieron su apoyo y el gobierno lo compró», afirmó.

   En su opinión, la suerte que corran los diputados amenazados de ver anulado su mandato será una prueba sobre la naturaleza de las negociaciones que realmente ocurrieron entre el gobierno y los partidos para apoyar a Rebelo.

   Araujo destacó que la elección del miércoles puede reforzar las negociaciones de votos de diputados uno a uno, un mal crónico de la política parlamentaria brasileña. «No creará un marco de estabilidad política», afirmó.

   Según Rubens Figueiredo, del Instituto de Análisis CEPAC de Sao Paulo, «es una victoria en la cual el gobierno Lula invirtió mucho. Ganar esta elección se convirtió en una cuestión de honor. Pero el gobierno utilizó los medios que el PT combatió siempre».