Aunque en estos momentos se aboga por la conservación de los recursos naturales y aumentar la reforestación en áreas de vocación boscosa, las autoridades parecen hacerse las ciegas con lo que ocurre con el río Haina, uno de los seis principales del país, en esta comunidad.
Los cráteres que dejan vendedores de arenas, cascajos y gravillas extraídos del río Haina, dan ganas de llorar, y más aún cuando se observa que las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales nada hacen para contrarrestar el daño que se hace a la biodiversidad en la zona de Palavé, en Manoguayabo, Santo Domingo Oeste.
No es necesario hurgar mucho, a simple vista se pueden ver los camiones cargando todo tipo de materiales en esta demarcación.
Más abajo del sector Palavé a unos tres o cuatro kilómetros de distancia, la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) tiene la Galería Haina-Manoguayabo, una toma de agua que suple las redes del acueducto del Gran Santo Domingo, pero tampoco este organismo hace nada por detener el daño que se hace al río que abastece del líquido esa toma, que en ocasiones luce prácticamente seca.
El ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ángel Estévez y el director de la Caasd, arquitecto Alejandro Montás “deberían preocuparse por esta situación”, planteó el munícipe José Antonio Campusano, residente en Palavé.
Agregando que “no entendemos como una situación como esta puede darse y las autoridades no dicen ni esta boca es mía”.
Mientras que Aníbal López, quien dijo ser dirigente comunitario manifestó que se han hecho decenas de denuncias sobre los destrozos que realizan las granceras en la zona y que ni Medio Ambiente, “ni ninguna autoridad, hace caso al problema”.
“El río se está agotando poco a poco y nadie viene en su rescate, mientras los camiones siguen sacando materiales de sus orillas y su lecho”, explicó.
“Pero”, agregó, “no nos cansaremos. Seguiremos luchando y estamos trabajando para formar un comité de rescate al río Haina. Tendrán que hacernos caso”, concluyó el dirigente comunitario al ser consultado sobre el tema.
El peligro
Cuando se plantea el impacto del cambio climático una de las primeras recomendaciones es la reforestación de las áreas de vocación boscosa, sobre todo en las cuencas de los ríos.

La dura realidad
Ahora decenas de ríos y arroyos en la República Dominicana han perdido sus caudales por la depredación y extracción de materiales de construcción de sus lechos y riberas.