La osadía de El Lápiz.  Es aplaudible que el manager de un artista quiera aprovechar y exponer al mismo ante una gran multitud, al menos para que salude, como sucedió el pasado domingo con el cantante urbano denominado El Lápiz durante el concierto de Héctor Acosta en Bonao. Los representantes del mismo se la ingeniaron y subieron al artista a felicitar al Torito y saludar al público; vaya sorpresa, el reggaetonero pretendió robarle el show al merenguero profesando palabras descompuestas ante un público donde también habían niños,  lo que   El Torito  cortó sabiamente despidiéndolo de manera diplomática.

   A propósito de  “Serie 48”.  Dentro de los pocos errores que pueden atribuirse a los organizadores del concierto  “Serie 48”,  que el merenguero de Bonao regaló a su pueblo, se encuentra la gran desorganización de las áreas de prensa y VIP. Lo sucedido en las mencionadas locaciones, creemos no tiene precedentes en concierto alguno. En la carpa reservada para la prensa había de todo menos periodistas; los pocos comunicadores que a golpe de esfuerzos pudieron llegar hasta allí se les hizo cuesta arriba hacer el trabajo. La gente subía y bajaba del VIP  como potros desbocados. Ojalá este  error  sirva de experiencia para la próxima.

Buen gesto.  En  honor a la verdad hay que resaltar la humildad que mantiene Héctor Acosta, a pesar de la gran pegada musical que tiene. Y esto lo manifestó durante el desarrollo de su concierto “Serie 48” en el que invitó al  merenguero Raúl “El Loko”, nuevo exponente del merengue de calle quien  abrió el concierto “Serie 48” el pasado domingo en Bonao. Le fue muy bién a El Loko.

La  gratitud.  Combinada con una  actitud positiva, son condiciones importantes, aparte del talento, para  que un artista, sea merenguero, bachatero o baladista, pueda echar hacia adelante. Fue de muy mal gusto escuchar al merenguero Frankie, líder del grupo The Boss, decir que Rikarena, grupo de donde él salió, que era una orquesta de  pacotilla y que ya no vendía. Hay que ser agradecidos. Tan buen proyecto el grupo The Boss. Y es que a veces, el silencio es necesario.