Durante la actuación de Fernando Villalona en el Centro de Convenciones Barceló-Bávaro, uno del público le estaba pasando un cigarrillo.

Villalona lo rechazó y dijo: “no, no, yo no fumo ni bebo. Tengo ocho meses que no me tomo un trago, porque quiero estar alejado de todo lo que es vicio”. Eso está muy bien.

El cantante de “La hamaquita” ni cree en cuentos ni en relajos, sino en el trabajo. Está cantando bien y no luce cansado. Además,  las entradas en su cabeza desaparecieron. Tiene pelo.

Hay artistas que hacen raras exigencias cuando son contratados. Unos son sencillos y se ponen a pedir quesos, uvas y agua. Otros piden 50 toallas blancas (no usan ni una),  bebidas carísimas, 30 habitaciones (duermen en una) y cientos de tonterías más. Algunos exigen masajes y  sus cositas para satisfacer los vicios.

Joan Manuel Serrat sólo pide quesos y vinos. Joaquín Sabina exige whisky, tequila y anchoas.

Wilfrido Vargas, quien reside en Colombia, busca ayuda a favor de los damnificados dominicanos. Bien por él, porque se necesita bastante.

Se realizaron muchos telemaratones y la gente aportó. Este es un país bueno. Muchos dieron.

Hay que aplaudir la iniciativa de los telemaratones. Las colectas tuvieron resultados positivos. Ahora hay que esperar que repartan la ayuda en el mismo orden.

Escuchar las canciones de Juan Luis Guerra en las voces del grupo Mocedades será un deleite.

“Secretaria” es una de las canciones de Mocedades que más suena en el país. Antes del Día de las Secretarias se convierte casi en himno.

Viene Diego El Cigala y hay interés en el público para verle.

Diego, de voz ronca, es un buen representante del flamenco. Ha sabido llegarle al público con varias producciones musicales. La que hizo con el viejo Valdés le abrió puertas.