Hoy 
Hace más de 25 años, a principio de la década de los 80, cuando Olga Lara y Vickiana tenían una competencia tan férrea, que todavía la gente recuerda aquellos tiempos en que si la cantante de Azua sacaba una canción, al día siguiente estaba la de Tamboril (la maidita) de emisora en emisora entregando su nuevo disco personalmente a los locutores, quienes por el simple hecho de tener en la cabina a estas dos beldades, lo ponían sin cobrar un chele. Como dice el locutor Jou Martínez, qué buenos tiempos.
Otra competencia
Otros artistas cuya competencia provocaba serias discusiones entre amigos y hermanos eran Johnny Ventura y Wilfrido Vargas, en los años 70, uno le tumbaba el disco al otro. Si El Caballo sacaba El tabaco, El Beduino tiraba la pringamosa, y viceversa. O sea, que a nivel musical, Wilfrido y Johnny se tiraban las cajas y los cajones, pero de ahí no pasaba, porque personalmente, ambos músicos se llevaban muy bien.
Primero Félix
Y eso, que antes de la disputa musical con Wilfrido Vargas, desde los años 60, con quien Johnny ripostaba de tú a tú era con Félix del Rosario y Los magos del Ritmo; siempre en el marco del respeto y la buena educación, contrario a lo que están haciendo ahora los exponentes de música urbana y algunos merengueros de calle, que utilizan su jerga para tirarse puyas y denostar a sus competidores hasta con alusiones personales. Y eso, definitivamente no está bien.
El narco corrido
A pesar de que ha sido censurado, criticado y ocultado, en México el llamado narco corrido sigue presente en la escena musical grupera y es uno de los géneros más comercializados y que más ganancias genera a intérpretes y casas disqueras. Es definido como un subgénero perteneciente a la música norteña, ya sea en estados del norte de México o por músicos hispanos provenientes de las comunidades latinoamericanas en Estados Unidos. El narco corrido fundamentalmente trata de exaltar o conmemorar figuras, personas y eventos relacionados con el tráfico de estupefacientes. ¡Qué fuerte!
