Con  chispas
Para qué dice  que no, si  es que sí.

<STRONG>Con  chispas<BR></STRONG>Para qué dice  que no, si  es que sí.

El cantante Benny Sadel desmintió más de una vez que  fuera a formar parte de la orquesta Los Toros Band. No es que va para el frente de esa agrupación merenguera, es que ya grabó. Pues  en la reinauguración de la discoteca Yudull de San Francisco de Macorís el pasado martes, Gerardo Díaz (El Toro) puso a la consideración de los periodistas e invitados a la actividad la primera grabación de Benny Sadel con Los Toros Band. ¿Cuál es el afán?

La capa de ozono, ¿ajena?  En un programa de televisión  le preguntaron a un “individuo” en la calle su opinión sobre la capa de ozono, y respondió: “Bueno si es ajena  hay que devolvérsela a ese señor”.

Buena apertura
En estos días se están inaugurando  varios sitios  de diversión. La semana pasada fue abierto un bar en la Zona Colonial, y esta noche el amigo Joel López (conductor del programa “El escándalo del 13”), invita a la apertura de Arkas Bar & Louge, ubicado en la Plaza La Lira I de la calle Roberto   Pastoriza en la capital.

Trabajo
Y es que esos centros nocturnos son fuentes de trabajo para noveles cantantes y músicos, principalmente los fines de semana, cuando más ambiente hay en la capital.

Más merengue
Dizque nuestra música autóctona está de capa caída, pero donde suena un merengón se llena la pista. Eso promete para el próximo lunes en Jet Set Kiko “El Presidente”. El intérprete del merengue “Vamos pa’ la playa” llevará su ritmo pegajoso, una  mezcla del tradicional merengue típico con toques de mambo. ¡Y dice que lo va a llenar!

Michell  en el candelero
Sigue caliente el salsero Michell en el medio artístico. El pasado lunes el intérprete de “Pídeme” y “Extrañandote”, se fue al puño y a las patadas por los aires con el presentador de televisión Emilio Angeles en el parqueo de la discoteca Platinum. Más tarde, Michell iba a cantar a dúo con Rubby Pérez la salsa que grabaran juntos, pero Rubby siguió volado y  el  horario venció a la  fiesta. De modo que “el buenón” se quedó en la gatera, al menos por esa noche.

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