Con dolor y llanto sepultan restos de tres de las cuatros mujeres asesinadas por hombre en SDE

Con dolor y llanto sepultan restos de tres de las cuatros mujeres asesinadas por hombre en SDE

En medio de llanto, dolor, tristeza y desesperación fueron sepultados la tarde de ayer en el cementerio municipal de San Luis los cuerpos de tres de las cuatro mujeres que el pasado viernes fueron asesinadas por Santos Delgado del Carmen en El Almirante en Santo Domingo Este.

Decenas de personas entre familiares, amigos, vecinos y conocidos, evidentemente compungidos, salieron detrás del cortejo fúnebre que llevó hasta su última morada a Roberta Angomás Cepeda, Yinauri del Carmen Delgado y Agripina Cepeda.

La procesión salió a las 5:30 de la tarde desde la casa de Agripina, en la calle V del sector La Toronja, donde fue efectuado el velatorio común, hacia el cementerio donde la multitud le dio el último adiós.

Llanto y más llanto. “Ay, mi hija, tan buena, mi hija del alma, te quiero, te me fuiste para siempre, se me fue mi hija Luz”… eran algunas de las palabras ayer de doña Bartolina Céspedes, madre de Agripina Céspedes.

También Ángela y Manuela Céspedes, hermanas de Bartolina y quienes llegaron desde Azua en el Sur del país, no cesaban de llorar en un rincón de la marquesina de la casa.
En otro lugar de la sala del hogar Dilenia Josefina Angomás no soportaba el dolor que le embargaba por la muerte de su hermana Agripina y de su sobrina Yinauri, que era estudiante de medicina.

Richard Ricardo Angomás Céspedes, hermano de Roberta, narra que Santos Delgado del Carmen era chofer de carro público en la ruta 70 de la Nicolás Ovando-Los Mina y que nunca lo conoció como un hombre violento.

“Eramos compañeros de trabajo y lo trataba como un padre, pero me dio donde más mes duele, mató a mi vieja, mi hermana y mi sobrina”, expresó en medio del llanto que se oía en la casa con la llegada de vecinos, amigos y familiares.

“Que Dios se apiade de él, ya que no se sabe las razones que llevaron a Santos a cometer un hecho de esa naturaleza”, exclamó.

Lo planificó todo. Angomás Céspedes explicó que fue el propio asesino de las cuatro mujeres quien llamó a su madre a la oración en su casa de la calle Ercilia Pepín número 14, como a las 9:45 de la mañana del pasado viernes y una vez dentro la emprendió a tiros con una pistola que nadie vio antes.

“No se de dónde sacó esa pistola, porque para mí y demás familiares nunca tuvo arma de fuego, al parecer la tenía clandestina o bien oculta”, expresó.

La oración que se haría el viernes en la mañana era para pedir a Dios por un feliz viaje de Agripina Angomás, quien en ese viaje se llevaría también a su hija Yinauri Delgado Angomás, lo que al parecer enfureció a Santos Delgado, quien decidió arrancar la vida a su mujer, la hija, la suegra y su vecina.

Se había casado. Todo indica que Santos Delgado del Carmen actuó bajo la ira, ya que Agripina Céspedes llevaba seis meses casada con otro hombre en la isla de Guadalupe. Este dato lo ofreció Angomás Céspedes, quien señala que si Santos era celoso lo ocultaba muy bien, lo que es más peligroso todavía.

En tanto que Rosaura Gerónimo, familia de las víctimas, indicó que Santos había entrado en celo y que hasta advirtió a su concubina que le daría por donde más le doliera por el asunto del casamiento con otro hombre, que no se especificó si fue o no por asuntos de negocios para agilizar la documentación y llevarse a sus hijos.

La iglesia. Nicolás Berroa, pastor de la iglesia Pentecostal, donde se congregaba la familia Amgomás Céspedes, expresa que este hecho le pone la tapa al pomo para que de inmediato se desarrolle una cruzada contra la violencia en el país.

Consideró que lo ocurrido no tiene otra explicación que no sea que el demonio se apoderó de la cabeza de Santos Delgado para que cometiera una acción tan reprochable como esa.

“Yo que conocí el muchacho que cometió el hecho nunca supe que él tenía pistola, imagínese si era violento, lo supe después que sucedió este caso, que estaba armado”, sostiene.

Asegura que un ser extraño está incidiendo en la mente del hombre y llevándolo a ser cosas que provocan dolores y divisiones entre familias.

Berroa exhortó a las iglesias unirse para poner en oración a las familias dominicanas, ya que República Dominicana es la nación donde más acontecimientos como este ocurren.

“Tenemos que unirnos las iglesias, para poner en práctica el ruego y la oración por la intersección de la familia, que es la que une a los pueblos y es el núcleo de la sociedad, dijo.

Advirtió que cuando la familia se destruye no hay sociedad, por lo que urge una gran cruzada para tratar de salvarla, de lo contrario, no habrá futuro.

Berro señaló que conoció a Santos Delgado en el barrio Capotillo, donde tenía un colmado, pero que después que se mudó a La Toronja se dedicó al transporte de pasajeros con dos carros en ruta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas