Mientras la mayoría de los dominicanos vestíamos de amarillo y reclamábamos con ímpetu que entregue el 4% del PIB al Ministerio de Educación, tal como establece la Ley 66’97, aparecían voces disidentes que se preguntaban qué se haría con esos recursos. Amén de que una parte debe destinarse a poder ejecutar con eficiencia el Plan Decenal 2008-2018, otra cuota importante debería invertirse en la implementación de la tanda única en las escuelas y liceos del país.

Desde hace años se ha hablado de la tanda única como la panacea de la educación dominicana. De contar con ella, en lugar de 2.3 horas al día, los estudiantes dominicanos tendrían un horario de ocho de la mañana a tres de la tarde. Para ello, Educación capacitaría de 15 a 20 mil nuevos profesores, construiría nuevos centros educativos y aumentaría el salario de los maestros, tal como explicó el titular de la cartera, Melanio Paredes, el 6 de noviembre del año 2008, cuando en un almuerzo del Grupo Corripio explicó cómo utilizaría el 4% en caso de que se lo dieran. En aquella ocasión, aunque dijo que no tenía capacidad estructural para ejecutar el 4% del PIB, Melanio estableció que si le entregaran esos recursos apostaría por la tanda única. A dos años de esas declaraciones, el ministro debe tener la capacidad para hacerlo.

Mi segunda apuesta con esos chelitos es mantener el currículo como está, de forma tal que no se elimine la lengua española de los libros de texto, algo que debe hacerse para cumplir con los requisitos que impone el Banco Mundial para entregar un préstamo a Educación. Como ven, sí hay que hacer con el 4%.