El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tiene en sus manos la máxima cuota de poder político del país. Como resultado de las elecciones congresuales y municipales de mayo de este año, le ha tocado el dominio absoluto del Senado y una holgada mayoría en la Cámara de Diputados. Esta abrumadora cuota de fuerza incluye, desde luego,  el control del Poder Ejecutivo, al menos hasta el 2012, cuando a los actuales legisladores y funcionarios municipales les quedarán aún cuatro de los seis años de ejercicio.

En un encuentro con los legisladores de su partido, el presidente Leonel Fernández les insta a  consolidar el Estado democrático y de derecho, y les observó que, con todo ese poder en el Congreso,   no hay excusas para que el PLD no haga las cosas bien. Es una observación oportuna si se tiene en cuenta que este poder abrumador debe y tiene que ser manejado con el oído puesto en el corazón del país, sin emplearlo para travesuras políticas similares a algunas de triste recordación.

Es necesario un ejercicio sobrio y responsable de todo este poder, dirigido a consolidar la institucionalidad y a impulsar planes de desarrollo que contribuyan a distribuir de manera más equitativa el crecimiento económico. Es un poder para ejercerlo con el oído puesto en el corazón del país.

Un  año escolar  mil por mil

Una matrícula  de al menos 2.8 millones de estudiantes debería empezar a acudir desde hoy a las escuelas públicas y colegios privados, con motivo del inicio del año escolar 2010-2011. Para este período se estima que se han inscrito  al menos 225,000 nuevos estudiantes y que habrá que diferir el inicio de clases porque todavía hay escuelas en proceso de reparación.

No debe haber pretexto alguno para repetir las pérdidas de tiempo que han caracterizado otros años escolares. El esfuerzo del Ministerio de Educación por mejorar el promedio de horas de docencia y el rendimiento escolar debe contar son el respaldo solidario de profesores y padres. El programa “1000 x 1000” debe ser una realidad a la que contribuyan todos. Hay que reducir a expresiones mínimas las pérdidas de tiempo por actividades sindicales y de otras índoles de los profesores. Debemos trabajar por un aprovechamiento mil por mil del presente año escolar.