Bogotá, Colombia. Con la reciente gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay de Francisco, el carismático papa que conmueve a multitudes con su mensaje de justicia social, la Iglesia católica busca recuperar su influencia en América Latina, la región que concentra más fieles, pero que también constata su desencanto.
Francisco, el papa argentino de 78 años, el único líder de la Iglesia nacido fuera de Europa en 1.200 años, concluyó este lunes su primer viaje apostólico a Latinoamérica, hogar de 425 millones de católicos (40% del total mundial).
En Ecuador, Bolivia y Paraguay, países que comparten desigualdades sociales, historias de sometimiento indígena y fuertes conflictos ambientales, el papa sedujo con su sencillez y cercanía a millones de feligreses, que soportaron vigilias a la intemperie para escucharlo y se mostraron jubilosos sólo de verlo.
Según un estudio del estadounidense Pew Research Center, sólo 69 por ciento de los latinoamericanos se considera católico actualmente, en contraste con el 90 por ciento que lo era en 1970. En contrapartida, los protestantes pasaron de ser el 4 por ciento de la población al 19 por ciento.
«En el papa no existe ese temor de decir: ‘Voy porque se me están yendo mis ovejitas’.
Creo que sí es necesario que aliente a esas comunidades que están vivas», dijo a la AFP monseñor Juan Espinoza, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con sede en Bogotá.
Para este obispo auxiliar mexicano, ante el avance de las nuevas iglesias y del movimiento pentecostal la respuesta es la formación de los fieles.
«Vivimos en un mundo atropellado, donde la cultura del descarte que se impone nos lleva al menor esfuerzo y a la mayor satisfacción.
Pero el Evangelio nos exige renuncia a muchas cosas y no todos estamos dispuestos a eso», señaló al destacar la necesidad de «una verdadera evangelización que impregne la vida de las personas y no se quede en el ritualismo». «Creo que este es un gran reto de la Iglesia», dijo.