Con incertidumbre, iniciamos otra década

Con incertidumbre, iniciamos otra década

Iniciamos esta nueva esta década del calendario político dominicano con unas elecciones municipales y congresuales, de las cuales, fruto de los tantos desmadres de nuestra clase política,  las autoridades que resultaren electas durarán seis largos años; con el agravante de que quizás más de la mitad de ellas están actualmente en ejercicio, con gestiones desastrosas algunas, e inútiles casi la totalidad de las otras, contadas honrosas excepciones.

O sea, tendremos unas autoridades municipales y congresuales con ese fardo. Todo augura que tendremos un Congreso igual o peor que el presente y unas autoridades municipales esencialmente iguales a la mayoría que hoy detenta el poder en los ayuntamientos del país, las cuales se caracterizan por su naturaleza  clientelar, rentista, incompetente.

El hecho de que serán electas por seis largos años para beneficiarse de manera privada de la cosa pública, en su proceso eleccionario se han efectuado acciones de violencia, trampas, transfuguismo y deslealtades, debido a la práctica mafio/gansteril en que, en esencia, discurre la actividad política de los principales partidos de este país.

Los poderes que surgirán de esas próximas elecciones serán el contexto en el que discurriría el mandato del presidente que resultare electo en el 2012 y al  mismo tiempo, la razón por la cual los jefes de las facciones partidarias, sobre todo los eventuales candidatos presidenciales para esos comicios, tienen tanto interés en ellas; de ahí la trascendencia de los aciertos o los errores de cálculos de las direcciones tanto del PLD como del PRD de cara a ese torneo electoral.

En el caso de este último, esa crisis la ha creado su presidente que, obsesionado por una presidencia que cree obtendría en el 2012, ha desconocido el carácter diverso de esta colectividad política, situando en los  puestos claves a gente que sólo le obedezca a él, constituyéndose esa forma de conducción en factor que está perfilando un próximo desastre electoral de esa colectividad y el inicio de lo que para esta podría ser la década de su irreparable despedazamiento.

El proceso de  convenciones del PLD  ha tenido sus tensiones y  problemas, como los acaecidos en la provincia  San Juan de la Maguana. Sin embargo, el  pragmatismo y espíritu de cuerpo de su dirección le permitirá confeccionar una boleta electoral para los próximos comicios con mayores niveles de aceptación a nivel interno que la del PRD y  a pesar de las heridas y disgustos, tenderá a reflejar las principales fuerzas internas peledeístas. No  obstante, ello no impedirá que a su interior se detenga su proceso degenerativo y su incapacidad de contribuir a la institucionalización del Estado, como soñó su fundador.

En sentido general, por la forma y esencia en que ha discurrido la vida de los principales partidos en la década que termina y por la composición de las cámaras legislativas  y de los municipios que surgirán en la década que se inicia, se puede augurar que ésta también será perdida. Y, obligarnos a elegirlas constituye una arbitrariedad, contra la cual tenemos la responsabilidad de rebelarnos. No sólo el deber.

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