Los atletas de la delegación dominicana lucieron chacabana, pantalones y zapatos negros y ondeaban su bandera en el trayecto

Luciendo chacabana, pantalones y zapatos negros, la delegación de República Dominicana se paseó ayer con la bandera nacional, ondeando por los aires, en el emblemático río Sena, en el marco de la inédita ceremonia de inauguración de los XXXIII Juegos Olímpicos en esta ciudad.

El gimnasta Audrys Nin Reyes y la velocista Marileidy Paulino, portaron la enseña tricolor con alegría y esmero, a pesar de que la pertinaz lluvia quiso restar vistosidad al majestuoso escenario de inauguración.

La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París rompió todos los elementos tradicionales de las anteriores ediciones, con una originalidad y creatividad que sedujo la admiración de los presentes.

La República Dominicana formó parte de un guión orquestado por Francia, con una regia inauguración, enviando un mensaje a todo el mundo de universalismo, tolerancia y algo de modestia.

Desde las tradiciones antiguas hasta la actualidad, con sus regios monumentos, la cultura, la música y el arte, así se vivió en el río Sena la apertura oficial de los Juegos Olímpicos de París.

El punto de partida de la flotilla de barcazas, con las distintas delegaciones, partió desde el puente Austerlitz, junto al Jardín des Plantes.

El recorrido pasó por debajo de puentes históricos y por lugares emblemáticos de la ciudad, como Notre-Dame y el Louvre, así como algunas sedes de los Juegos Olímpicos, como la Explanada de los Inválidos y el Grand Palais.

A orillas del río, gradas improvisadas acogieron a una gran cantidad de público, así como a la variada coreografía y la actuación de populares artistas.

De acuerdo con la organización, la ceremonia, que por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos se realizó fuera de un estadio, fue presenciada en directo por personalidades y hasta 85 mandatarios de un mundo en tensión por las guerras en Ucrania y Gaza.

La lluvia no fue el único problema que sufrieron los organizadores y los cerca de 320,000 espectadores al evento (unos 200,000 de manera gratuita): un incidente informático provocó que fueran anulados algunas de las entradas necesarias para acceder a la ribera del Sena. Fue una verdadera fiesta deportiva.