Con la mirada en Haití

Con la mirada en Haití

MARIA FILOMENA BARLETTA
Haití es una bomba de tiempo. Sus casi 10 millones de habitantes resisten a duras penas. Un país erosionado y un caso irreversible, afirmó el célebre biólogo Jacques Cousteau hace más de una década. En poco tiempo esa fracción de la isla Hispaniola podrá ser un desierto irremediablemente.

¿Y para dónde van los haitianos rodeados por tres partes del mar?

No hay otra salida de supervivencia que no sea República Dominicana.

Este será, probablemente, el problema  socio-económico más grande de nuestros próximos gobernantes y de la próxima generación dominicana.

Hace veinte o treinta años un esfuerzo de reforestación hubiese, quizás, dilatado este problema acompañado de una logística socio-política y económica.

No se trataba solo de quitar y poner presidentes, primeros ministros o jefes militares. Se trataba de una colaboración internacional integral, pero esto nunca sucedió.

Las Naciones Unidas, por el momento, son un muro de contención, pero el hambre y la miseria no tienen raciocinio y en algún momento estallarán más allá de lo controlable.

¿Qué puede hacer República Dominicana, la cual muchas veces ha elevado su voz sin respuesta alguna de los poderosos?

¿Podemos ayudar o resignarnos? ¿Escapar o entregarnos? Lo primero que deberíamos hacer, por razones humanitarias, es enviar algún tipo de alimento, aunque fuese azúcar o caña de azúcar.

Lo segundo debería ser ver en qué medida podemos colaborar con la reforestación, si eso es aún posible en algunas partes del país, y lo tercero, es habilitar zonas francas, hospitales y proyectos agropecuarios en nuestra frontera. Debemos crear incentivos al sector privado para que invierta en esa zona porque el Estado solo no puede. Aunque estas medidas no frenan la migración, al menos la mantendrán lejos de la capital y ciudades principales de RD.  De nada nos sirve cerrar la frontera ni repatriar; eso solo pospone el problema. Urge también convocar una cumbre especial para tratar de concienciar la comunidad internacional y quizás conseguir su colaboración económica y moral. Es nuestro vecino Haití. Se está muriendo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas