Las organizaciones de transportistas que han anunciado que tomarán las calles en protesta por una sentencia de la Suprema Corte de Justicia en el caso Renove, parecen tener los humos fuera de control y haber perdido todo vestigio de cordura. Acostumbradas a presionar y meter miedo por cualquier “quítame esta paja”, estas empresas disfrazadas de sindicatos amenazan con medidas de fuerza que atentarían  contra el orden público y eventualmente pondrían en  riesgo la seguridad de ciudadanos. Por principio, las decisiones de la Suprema Corte de Justicia son inapelables,  no hay manera de oponerles recursos legales para tratar de revertirlas.

Definitivamente, hay que haber perdido la cordura y tener los humos fuera de control para anunciar  actos de rebeldía y proferir amenazas contra la paz pública.  No cabe en sano juicio que se pueda pasar por alto un desafío destemplado como el que han proferido estos grupos para enfrentar una sentencia de la Suprema Corte de Justicia. Quisiéramos pensar que se trata de una simple alharaca y que detrás de todo el desparpajo que exhiben, en estos falsos sindicatos anida sensatez suficiente como para no atreverse a una aventura como la anunciada, aunque en múltiples ocasiones hayan dado muestras de que sobreestiman su capacidad ofensiva. Por suerte para todos, la Policía y la Justicia saben cómo enfrentar estos arranques.

Hay que bajar esas tensiones

La muerte de “Raúl Reyes”, el segundo hombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, ha prendido la mecha de un conflicto muy preocupante en Suramérica. Las tensiones obedecen a que tropas colombianas habrían incursionado en Ecuador para cazar al líder guerrillero, provocando una reacción del gobierno ecuatoriano que ha sido secundada por el  de Venezuela con movilización de tropas y advertencias bastante graves a Colombia.

La situación es inquietante y lo mejor que puede ocurrir es que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Organización de Estados Americanos  (OEA) medien en este conflicto y traten de bajar las tensiones que amenazan con quebrar la armonía entre tres países hermanos. Hay que evitar que las cosas empeoren y que las movilizaciones de tropas en las fronteras comunes puedan dar lugar a incidentes indeseables. Los organismos regionales deben actuar pronto y con tino.