Gramo a gramo, imperceptiblemente, le quitaron al obrero un pedazo de pan, mientras a otros de mayor jerarquía en la escala laboral les robaron su queso o, peor aún, perdieron la moral, enriqueciéndose por medios ilícitos, aliándose al clientelismo, a la corrupción en sus múltiples gradaciones y facetas, vinculándose directa o indirectamente al narcotráfico o el lavado de dinero.
El alza de precios que de dígito en dígito elevó la canasta de bienes y servicios de RD$11,539.42 a RD$20,712.90 mensuales, redujo la ingesta alimenticia en el hogar de más del 70% de los trabajadores asalariados con sueldos inferiores a RD$15,000 al mes.
La inflación les achicó el pan, o más bien el patrón que no hizo la debida indexación de las alzas de precios, que le niega la remuneración a su trabajo en su justa valía.
Nueva crisis
Después de la hecatombe financiera de 2003, el patrimonio del hogar volvió a ser zarandeado por una nueva crisis en 2008, la cuarta que lo desestabiliza en los últimos 25 años. Una más con su nocivo impacto personal, familiar y social, que lesiona a la clase media obligando a consumir los ahorros, imponiendo enojosas privaciones.
Aunque menos severa que en 2003, la crisis repercute en los presupuestos familiares, todavía con parte de la carga de una inflación acumulada de 57.8% entre 2004 y junio de 2009, menguando el valor real de sus ingresos, arrebatándole un buen trozo de queso, de su calidad de vida.
La inflación les impuso austeridad, reajustes presupuestarios, mientras en la mesa de funcionarios del Estado desborda la abundancia en tiempos de escasez, mientras muchos se enriquecen por medios a todas luces corruptos.
Suben los gastos
La canasta de bienes y servicios, que a mayo de 2009 promedió RD$20,712.92 mensuales, duplica el ingreso de más del 60% de asalariados con sueldos inferiores a RD$10,000 mensuales.
Su costo, mayor en el Distrito Nacional, se infló de RD$15,353.62 en 2003 a RD$29,114.87 en 2009. En el resto urbano del país la media fue de RD$20,004.99, y en las zonas rurales, RD$13,289.04.
El monto de la canasta para los distintos quintiles o grupos familiares por nivel de ingresos evidencia desigualdades extremas. El consumo en los de mayor ingresos quintil 5- pasó de RD$24,539.01 a RD$44,183.19, más de cinco veces el del quintil 1. Para éstos, subió entre 2003 y 2009 de RD$4,674.72 a RD$8,347.49 mensuales.
La inflación
El pan del obrero se fue achicando con la inflación de 42.66% en 2003, recobró algo más de tamaño con un alza en el salario mínimo de 30% en octubre de 2004, pero volvió a reducirse al cerrar la inflación ese año en 28.74%.
En 2005 la inflación bajó a 7.44%; para 2006 fue de 5.00%; en 2007 de 8.88%; para 2008 de 4.52%, y a junio de 2009 de 3.19%.
En abril de 2007 el pan hubiera podido ganar unos pocos gramos con el aumento de sueldo de 15% que elevó su monto nominal a RD$7,360 mensuales, pero ya la inflación de 12.44% acumulada en 2005 y 2006 años sin alzas salariales- casi se lo había arrebatado.
Asimismo, las alzas de precios ocurridas entre abril de 2007 y junio de 2009 neutralizaron en su totalidad el aumento de 15% del pasado 7 de julio, que llevó el mínimo salarial a RD$8,465, retroactivo a junio, no a abril como se había convenido.
Su valor real apenas llega al monto nominal antes de ese incremento.
Pero la pérdida del poder adquisitivo es mayor debido a que los niveles inflacionarios son más altos en los segmentos de menores ingresos. Por ejemplo, en los quintiles 1 y 2 la inflación en 2007 fue de 9.33% y en 2008 de 6.39%, en total, 15.72%, superior a la proporción aumentada.
No es todo
El aumento llegó cuando ya la inflación lo había devorado. Pero no es todo. La experiencia confirma que toda vez que suben los sueldos, los empresarios traspasan lo invertido al consumidor, generándose nuevas alzas, sin contar la recurrida práctica de hacer ajustes reduciendo el personal.
Esto ocurre pese a ser los salarios históricamente bajos, no sólo para los que devengan el mínimo legal. Para estos como en la mayoría de los que reciben un sueldo superior al mínimo, las alzas salariales no han hecho más que compensar, y a veces parcialmente, la pérdida del poder adquisitivo.
Cuando el obrero, el técnico o el profesional asalariados tienen en manos más dinero no es para comprar bienes a los que antes no tenían acceso, generalmente ha sido para adquirir lo mismo o menos que antes, para cubrir alzas en los artículos básicos.
Cualquier mejoría en el hogar llega con una entrada extra, lo que implica un sacrificio del tiempo dedicado a la familia, con la desatención de los hijos y nocivos efectos que conlleva.
Las claves
Condición crítica
Con menos posibilidades que en el sector informal, asalariados que agotan rígidos horarios de ocho, diez horas o más por sueldos mínimos que oscilan entre RD$5,158 y RD$8,460 mensuales, mantienen a sus familias en la pobreza.
Bajo la línea de pobreza
Una familia de cinco miembros donde el hombre y la mujer trabajan por el mínimo salarial de RD$8,465 , tiene un ingreso mensual de RD$16,930, con un per cápita de RD$3,386, sin deducir impuestos por seguridad social. Este ingreso la sitúa por debajo de la línea de pobreza, estimada en RD$3,496.4 mensual per cápita.
En la indigencia
En familias donde sólo uno trabaja o si uno de ellos perdió su empleo, como ocurrió con muchos empleados de zonas francas, el per cápita sería de RD$1,693. En este caso caerían en la categoría de indigencia, estimada en RD$1,703.8.
Ingresos y gastos
La Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh-2007), publicada recientemente por la Oficina Nacional de Estadística, confirma que los gastos de las familias crecieron a partir de 2003, y que en términos reales disminuyó notablemente el valor real de sus ingresos.
Los ingresos mensuales en los hogares se estimaron en RD$53,400 millones, correspondiendo al trabajo asalariado RD$23,500 millones, equivalente a un 44%.
De ese monto promedio, que encubre enormes desigualdades, por trabajo independiente no agropecuario ingresaron RD$14, 900 millones, un 28%; por transferencias corrientes, RD$8,800 millones, 16%, y por entradas ocasionales RD$3,400 millones, para una proporción del 6%.
El ingreso bruto por trabajo asalariado secundario se estimó en RD$84.3 millones.
La encuesta estableció un gasto de consumo mensual de los hogares de RD$51, 600 millones en ese año, de los que a alimentos y bebidas no alcohólicas correspondió la proporción más importante, RD$11,000 millones, un 21%.
El gasto en transporte sumó RD$8,900 millones, el 17%; restaurantes y hoteles RD$7, 100 millones, 14%, una de las partidas más incrementadas, debido a la cada vez más recurrida práctica de comer fuera del hogar.
Además, por alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles gastaron RD$5,200 millones, para una proporción de 10%.