Con respeto por el derecho ajeno

Con respeto por el derecho ajeno

El Ministerio de Interior y Policía acaba de agitar la banderola de arrancada para la venta sin restricción de horario en los centros de expendio de bebidas alcohólicas. Esta gracia, que se otorga cada año, durará hasta terminado el Día de Reyes. De más está decir que los barrios donde operan negocios de bebidas quedarán sometidos al bullicio hasta el amanecer, con los consabidos riesgos de riñas y desórdenes provocados por la ingesta de bebidas alcohólicas. La paz hogareña estará en juego en muchos lugares.
De la misma manera que se ha levantado la restricción de horario para la venta de bebidas, deben adoptarse medidas para garantizar que no haya desbordamientos de euforia que intranquilicen a los vecindarios. La vigilancia policial, el control sobre las armas de todo tipo y otras disposiciones de seguridad deberán ir a la par con la apertura dispuesta. El derecho que tienen algunos ciudadanos a divertirse con bullicio no debe violentar la tranquilidad de los otros.
Con los niveles de inseguridad que tenemos, es preciso que las autoridades asuman la responsabilidad de mantener el orden en los barrios mientras dure el levantamiento de las restricciones a los horarios de venta de bebidas. Que todo el que quiera se divierta, pero respetando el derecho de los demás a disfrutar la paz hogareña.

Jimaní  quiere respuestas

Los ciudadanos tienen derecho a que las autoridades respondan sus inquietudes y dudas. Y en Jimaní los ciudadanos han empezado a reclamar respuestas para algunas interrogantes. El costo de la remodelación del hospital General Melenciano estaba calculado en 48 millones de pesos, pero escaló a 157 millones y la gente ha reaccionado con escepticismo. Algunos dicen que apenas pintaron la estructura e hicieron reparaciones menores.
El padre jesuita Pedro Cano dice que la gente se sorprendió cuando se dijo que la remodelación había costado 157 millones, cuando la construcción del nuevo hospital Arístides Fiallo, de Pedernales, costó 156 millones. Hay quienes entienden que las autoridades deben explicar con detalles en qué gastaron tanto dinero. Alguien deberá satisfacer ese derecho de los ciudadanos.

 

 

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