La historia de América Latina, y la nuestra en particular, nos enseña, cómo sucede en casa de pobre, que la alegría dura poco, cuando acumulando deuda se financia el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. El pobre regresa a su origen, quizás a un sitio peor, cuando tiene que entregar el carro y el apartamento por no poder pagarlos, como consecuencia de reducción de ingresos y/o aumento de los intereses.
Con la sociedad el proceso es similar, retrocede cuando cae el crecimiento económico, por cambio en las condiciones externas que facilitaban los préstamos. Pierde la producción que acumuló, y mucho más, además de aumentar la pobreza.
Es cierto, la historia evoluciona, pero son repetibles los errores causantes de los hechos. Es lo que tenemos que observar, el sector público debe la mitad de lo que producimos en un año, con tendencia ascendente. La deuda no para de crecer desde 2008, cuando el presupuesto público cerró con déficit de RD$59,503.5 millones, promediando RD$69 mil millones hasta el 2015.
Por lo que para pagar los intereses de 2016, el Gobierno debe usar la quinta parte de los impuestos que cobrará, es demasiado. Solo para que el lector tenga idea de lo que podría suceder si aumentan los intereses, cito dos hechos separados por el tiempo.
El primero, resulta curioso, los intereses que pagaremos en 2016, que sumarán RD$97,767,441,076, equivalentes a la quinta parte de los impuestos que se cobrarán, comparan en términos relativos con los que debía pagar Lilís en 1898. Representaban 22% de los ingresos recaudados por aranceles de importación y exportación en los ocho puertos del país (Santo Domingo, Puerto Plata, San Pedro de Macorís, Sánchez, Sananá, Monte Cristi, Azua y Barahona), ascendentes a $1,630,700. De $361,758 dólares era el servicio de la deuda y $14,815,476 dólares la deuda externa.
Lilís no pagaba, lo suyo era gastar y endeudarse sin importar las consecuencias. Por su incumplimiento vivíamos bajo amenaza de Alemania, Francia, Italia y Holanda, que sacaban músculos con barcos de guerra para cobrar en nombre de sus súbditos.
Por la deuda, en República Dominicana se inicia la aplicación del Presidente Theodore Roosevelt a la doctrina Monroe, sucede en febrero de 1905. Para garantizar el pago, los Estados Unidos toman control de las finanzas públicas hasta 1940. Durante treinticinco años, las decisiones del Poder Ejecutivo, Congreso Nacional y la Justicia, estuvieron condicionadas por dos Convenciones (1905 y 1924) firmadas con el Gobierno de los Estados Unidos.
El segundo, la poblada de abril de 1984, en rechazo del Acuerdo Stand By. Bajo condiciones estrictas, el FMI nos prestó dinero para pagar la deuda. Por aumento de los tipos de interés, los pagos pasaron de RD$87 millones en 1978 a RD$250 millones en 1984. Como ahora, muy alta era la deuda pública, equivalía a 66.6% del PIB.
En suma, en los dos casos la pérdida de producción superó lo que aportó el exceso de préstamos, aumentando la pobreza por el tiempo que perdimos en recuperarnos. El próximo Gobierno evita que la historia registre otro retroceso, si no permite nuevos déficits en el presupuesto, para de cara al 2020 reducir la deuda a 35% del PIB.