Con sobriedad se garantiza alimentos y bienes para todos

Con sobriedad se garantiza alimentos y bienes para todos

Para Leonardo Boff, reconocido teólogo, escritor y ambientalista brasileño, la economía no solo puede verse desde el punto de vista de su crecimiento, sino de cómo pueden sustentarse las formas de producción y consumo que no destruyan la naturaleza.

Es decir, a juicio de Boff se debe tener la conciencia de que los recursos naturales de la Tierra son limitados y hay que tratarlos con racionalidad para garantizar la sustentabilidad a las generaciones actuales y futuras.

Apuntó que el gran problema de la humanidad no es solo desarrollo sostenible, sino la relación del ser humano con la naturaleza.

«No se trata de una relación económica de producción, sino un estilo diferente de tratar a la madre Tierra, la casa común», expresó Boff.

Elogió la Carta a la Tierra y la nueva encíclica papal que llama a la reflexión sobre la protección de los recursos, al considerar que este es uno de los documentos más importantes del presente siglo que intenta rendir valores y principios para conservar la integridad de la Tierra, es decir, “una justicia económica y social como partes de la ecología”.

Igualmente valoró los documentos de Naciones Unidas que apoyan esa visión de desarrollo sostenible con rostro humano.

Dijo que la Carta a la Tierra, la encíclica, apunta una línea de no solo hablar de la Tierra como un elemento físico, geológico, sino que se entienda que no solo los seres humanos que viven en ella, sino todos las formas de vida, como los animales, los bosques que necesitan de agua, nutrientes, la atmósfera y todos los elementos del planeta.

“Cuando se piensa en la Tierra como casa común no debe pensarse en solo humanos, sino en biodiversidad”, reflexionó al subrayar que esto debe implicar manera diferentes de producir, consumir, más frugalidad y sobriedad.

«Si tenemos una sobriedad nos sobrará alimentos, bienes y servicios que la Tierra ofrece a todos los seres humanos además de a todos los seres vivientes», manifestó.

Cultivando agua. Boff es impulsor del programa “Cultivando Agua Buena” (CAB) que se desarrolla en una cuenca hidrográfica de 9,000 kilómetros cuadrados en el Estado de Paraná, en Brasil.

En esta región está ubicada la hidroeléctrica Itaipú, considerada la más grande del mundo y que abarca territorios de Brasil y Paraguay.

La República Dominicana está replicando el programa CAB en tres microcuencas de los ríos Yaque del Norte, Yaque del Sur y Yuna.

Precisamente, Boff se encuentra en el país invitado por el Ministerio de Energía y Minas para conocer los avances del proyecto.

Boff participó ayer en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, en el cual estuvo acompañado de Jair Kotz, superintendente de Itaipú; Ana Elena Rizzone, gerente de la Agencia Brasileña de Cooperación; Horacio Figueiredo, directivo de Agencia Nacional de Aguas; Manuel Wichecteck, asesor de Itaipú Binacional.

En el encuentro también participaron el ministro de Energía y Minas, Antonio Isa Conde; el director de la Comisión Presidencial para el Rescate de la Cuenca del Ozama e Isabela, Onofre Rojas, y el encargado del CAB en el país, Manuel García.

Un proyecto global. Boff detalló que en Brasil el CAB involucra 29 municipios, más de un millón de personas y 1,600 educadores ambientales. Dijo que se trata de un “proyecto que tiene pretensiones de globalidad», incorporando iniciativas de conservación, aprovechamiento de recursos, producción energética, inclusión, cultura y educación.

De su lado, Jair Kotz explicó que antes del proyecto esos territorios estuvieron densamente ocupados por una amplia producción agropecuaria y humana que ocasionó deforestación, destrucción de suelos, de lechos de ríos, creando así un territorio con alta vulnerabilidad.

Explicó que se trata de una gran zona boscosa donde están ubicadas las Cataratas de Iguazú, un punto fronterizo entre Argentina y Brasil.

Destacó que para cambiar todo ese desarrollo hacia la sostenibilidad ambiental se tomó el agua como elemento central, partiendo de que esta es un reflejo de su entorno, es decir, si está mal, todo alrededor igual.

Se realizó un proceso de ordenamiento del territorio sin ver al medio ambiente enemigo del desarrollo, sino con un modelo de producción respetuoso en que se valore el territorio a través de la participación comunitaria y la educación.

Boff destacó que el proyecto está basado en grandes principios de los valores y respeto a la naturaleza que buscan visualizar al planeta tierra como la «madre» de todos.

La Organización de las Naciones Unidas reconoció el proyecto CAB de Brasil como la mejor solución aplicada a la gestión participativa de cuencas hidrográficas del planeta.
En esta iniciativa intervienen 3,000 entidades públicas, empresas privadas y asociaciones locales de la cuenca.

Boff felicitó a la República Dominicana por asumir el proyecto, y sugerió que no se trate de una mera reproducción, sino de una inspiración para proteger las cuencas y reducir la pobreza.

Instó a las autoridades a integrar a las comunidades para que construyan juntos un bien común.

El CAB local. En marzo de 2015 entró en vigor en el país el proyecto para desarrollarse inicialmente en las tres microcuencas citadas y posteriormente en la de los ríos Ozama, Yásica, Artibonito y otros.

Según las autoridades, el proyecto impactará positivamente en sus inicios a aproximadamente 15,000 personas que viven en pobreza en tres microcuencas seleccionadas. El proyecto cuenta con una cooperación no reembolsable de US$800 mil del Gobierno de Brasil

En la iniciativa participan los ministerios de Economía, Planificación y Desarrollo, de Medio Ambiente, y de Energía y Minas; el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), la Fundación Sur Futuro y la Asociación para el Desarrollo de Santiago, entre otras.

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