Con su silencio, Isabel II consolidó la monarquía británica

Con su silencio, Isabel II consolidó la monarquía británica

Londres. Como soberana británica, Isabel II ha construido un reinado marcado por su negativa a opinar de nada, mucho menos de política, un silencio que le ha permitido consolidar una monarquía que no ha estado exenta de desafíos ni de críticas.

Isabel II supera mañana a la reina Victoria como la monarca que más tiempo ha estado en el trono en la historia británica.   A sus 89 años, la soberana disfruta de una gran popularidad, dentro y fuera de las fronteras británicas, y su imagen es sinónimo de estoicismo y compromiso con el servicio público.   Los 63 años y siete meses del reinado de Isabel II están asociados con su estilo de reinar- una mezcla de tradición, discreción y, sobre todo, capacidad para adaptarse a los cambios.

“Es muy difícil distinguir a la institución de la persona. Creo que la reina Isabel II ha sido un fenómeno y creo que ahora nos estamos dando cuenta de eso”, dijo el profesor Philip Murphy, director del Instituto de Estudios de la Commonwealth, de la Universidad de Londres, en una entrevista con Efe.   Según Murphy, Isabel II ha sido una monarca tradicionalista que ha hecho un “trabajo extraordinario” al “suprimir sus propios puntos de vista y ser una figura que está por encima de la política».

“Creo que es un trabajo que cualquier otra persona lo encontraría imposible de hacer”, añadió el experto.   Durante sus largos años de reinado, Isabel II jamás concedió una entrevista ni expresó opiniones, más allá de cumplir con sus funciones de Estado al repetir los discursos que le prepara su Gobierno, como los que pronuncia en el Parlamento.   “En los más de sesenta años de reinado, sus opiniones sobre la mayoría de las cosas son un enigma”, dijo Murphy, quien consideró que en el Reino Unido hay una “clara” percepción de que mientras ella permanezca en el trono la monarquía está “segura».

Profesional como pocas y con la idea bien clara de que el que reina no gobierna, Isabel II utilizó el poder del silencio para afianzar una monarquía que se había tambaleado en 1936 cuando su tío, el rey Eduardo VIII, abdicó y, también, cuando la princesa Diana, exesposa del príncipe de Gales, murió en agosto de 1997.

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