Tiempo, lugar y persona representan valores a tener siempre en mente sin importar la ubicación geográfica, ni el piso del edificio social en que nos corresponde habitar. Ya sea que vivamos en Asia, Europa, Norteamérica o la zona del Caribe estamos interconectados y por ende compartimos bienes y servicios de modo perenne. El aislamiento es una quimera nociva y peligrosa. La asfixia social se acompaña de perjuicio a la salud mental individual y familiar.
La ignorancia hace que uno que otro individuo se exprese con desdén hacia todo lo que signifique el fenómeno político. El desconocimiento de la dinámica social hace que casualmente nos invada la idea que se puede vivir sin una conducción integral local, regional y nacional. Las naciones requieren de actores que coordinen el funcionamiento de los diferentes estamentos, negocios, empresas e instituciones. La selección, elección o imposición de individuos, grupos u organizaciones para manejar el ordenamiento jurídico, económico, militar y religioso viene dado históricamente por líderes que se imponen a través de instrumentos que pueden ser los partidos, agrupaciones o movimientos encabezados por alguien que en un momento dado asume la personificación del poder.
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No se mantiene una sociedad moderna sin un gobierno cuya columna vertebral está representada por los cuerpos armados y el sistema jurídico imperante en una época determinada. En el caso de la República Dominicana el poder dirigir la nación se legitima cada cuatrienio mediante el conteo de los votos que emite la población durante las elecciones. El presidente de la República, los legisladores llamados Senadores y Diputados, así como las autoridades locales que son los alcaldes y ediles gobiernan por 48 meses y podrán ser reelegidos o reemplazados luego del cuatrienio. Es costumbre que la máxima autoridad jure y perjure que solo se mantendrá en el poder por cuatro años, la experiencia histórica nos dice que muchos mantienen en memoria constante la expresión filosófica de Ortega y Gasset en que dependen de las circunstancias en las que les toca gobernar. Es costumbre que la máxima autoridad jure y perjure que solo se mantendrá en el poder por cuatro años. A nivel local sucedió con Trujillo, Balaguer y un etcétera de aprendices y alumnos. Salvo la Constitución de 1963 que establecía la no reelección de modo categórico, cada gestión ha intentado modificar la carta magna para seguir montados en el corcel dirigiendo la nación. El o la presidente es usualmente la persona mejor informada de cada país. A su despacho llegan y de su despacho surgen los proyectos e ideas de inversión y de gasto presupuestario. Información es poder ha dicho alguien. Bienaventurados los que bien gobiernan porque de ellos depende el reino de la tierra. Montesquieu, Talleyrand, Elon Musk y el Papa Francisco son referentes indispensables para gobernar en el Siglo XXI. Ellos junto a Chat pt4 y Gemini nos orientan hacia el futuro político local y universal. La paz y no la guerra permitirá que la industria no armamentista se imponga en el mundo. Solo así dotaremos a los y las terrícolas amantes de la vida y del bienestar colectivo de mayor y más sana longevidad; respetando la biodiversidad y la etnia, donde habitemos en franca hermandad universal. Con todos y por todos es la consigna global del momento.