LA PAZ. La jornada electoral transcurría en calma, con largas filas y gente con mascarilla el domingo en unas elecciones presidenciales que podrían determinar el futuro democrático de Bolivia, a casi un año de la anulada votación por denuncias de fraude y la salida del poder de Evo Morales.
Se trata de las elecciones “más complejas” de la historia democrática del país andino debido a una alta polarización política y temores a una convulsión social, señaló el presidente del Tribunal Electoral, Salvador Romero.
Horas antes de la votación, el TSE generó una controversia al retirar el sistema rápido de conteo para evitar “confusión e incertidumbre”, destacó Romero. La decisión sembró dudas entre los políticos.
La medida no permitirá conocer al ganador el domingo en la noche hasta la finalización de los cómputos oficiales, que podría demorar hasta cinco días, aseguró Romero.
“No fue una decisión atinada, genera duda que se haya retirado horas antes, pero vamos a respetar la decisión”, señaló a la prensa Luis Arce, candidato presidencial por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales y quien llega a las urnas con una estrecha ventaja en las encuestas.
Desde su exilio en Buenos Aires, Morales dijo la víspera en twitter que “esta decisión de última hora despierta dudas… Hicimos observaciones que no fueron atendidas oportunamente“.
Morales también llamó a sus seguidores “a no caer en provocación… Es importante que esperemos con tranquilidad que todos los votos sean contados”.