“La vida tiene que continuar, cuídenme a mis hijos y esposa, espero que si mi trabajo y esfuerzo en beneficio de las artes y la cultura lo consideran positivo alguien debe continuarlo”. Esas fueron las últimas palabras de Anyelo (Ángel) Valenzuela, antes de morir el pasado viernes en el centro donde fue llevado después de un accidente en la carretera Azua-San Juan.
Esa confesión la hizo su hermano, Edgar Valenzuela, a un grupo de amigos que le acompañaban en la funeraria Fortuna, ubicada en la intersección de las calles 27 de Febrero con Estrelleta, en esta ciudad.
Diversos sectores de la comunidad coincidieron en resaltar las cualidades profesionales, la vocación de servicio y el esfuerzo por el desarrollo de las artes y la cultura que exhibió durante décadas Anyelo Valenzuela.
Valenzuela regresaba de Santo Domingo hacia esta ciudad pero en el distrito municipal de Las Yayas, en Azua, un autobús que transitaba de oeste a este, de datos hasta ahora desconocido, chocó el carro en el que transitaba con su esposa y sus tres hijos, quienes sobrevivieron de milagro.
La tarde del sábado, el cadáver de Valenzuela fue llevado al Palacio de Bellas Artes, del que era director desde hace varios años, en donde le hicieron un homenaje póstumo. Luego lo retornaron a la funeraria Fortuna y a las 10:00 de la mañana de ayer domingo, fue sepultado en el cementerio municipal.
Su sepelio se constituyó en una verdadera manifestación de duelo, al que asistieron cientos de personas de todas las clases sociales y políticas de la provincia, de la capital y de otros pueblos de la región, con los que Valenzuela cultivó excelentes relaciones en las actividades culturales, sociales y artísticas en las que estuvo inmerso durante largo tiempo.