Con una costilla al cuello, un chino explora el arte extremo

Con una costilla al cuello, un chino explora el arte extremo

PEKÍN. Basta con una ojeada a sus «obras», como un collar hecho con una de sus costillas, para darse cuenta de que He Yunchang es el artista chino más radical, original y masoquista. Pero él sólo se ha fijado un límite: seguir vivo.

Nunca se acuesta antes del alba. Por la noche recibe a sus invitados en su casa taller de Caochangdi, un barrio de Pekín conocido por las galerías vanguardistas. De mediana estatura pero musculoso, He Yunchang lleva la cabeza completamente rapada, salvo una mecha a la altura de su oreja izquierda. Su piel está surcada por cicatrices.

De apariencia tímida, sirve té a sus visitantes en medio del silencio roto por los maullidos de sus gatos que lo persiguen. «Si vale la pena, paso mi seguridad a un segundo plano. Pero conservo las cosas bajo control, es crucial que no me mate», confiesa con voz ronca acentuada por 120 cigarrillos diarios.

El ambiente se crispa cuando He Yunchang se pone su famoso collar de oro macizo, engastado con un hueso de 23 cm de largo: una de sus propias costillas. Sin ningún motivo médico, el artista se sometió a una operación quirúrgica el 8 de agosto de 2008, una fecha que no fue elegida al azar, ya que ese día se inauguraban en Pekín los Juegos Olímpicos.

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