Fue suficiente viajar por un día, regresando de inmediato para no dormir en otra cama que no sea la de su hogar, para que el Presidente Danilo Medina mostrara en Trinidad-Tobago que República Dominicana tiene conciencia de los beneficios que se derivarían de su integración a otras Antillas, algunas ricas en petróleo y gas y accesibles a la capacidad del país nuestro, número uno en recursos para abastecer de renglones agrícolas, pecuarios y de otros géneros a su vecindario, incluso generando excedentes en pollos, huevos, arroz, vegetales y frutas. La diplomacia versátil, austera y realista de viajes cortos es un tiro y acerca el país al Caricom.
Por demás, como bien apunta el analista Juan Bolívar Díaz, la crisis de levedad y cortos perjuicios con Haití por varios artículos temporalmente rechazados obliga a mirar en un contexto mayor al comercio en el marco de la inevitable pero conveniente relación económica y de vecindad entre los dos países de La Hispaniola. Haití es nuestro segundo socio comercial. Las exportaciones dominicanas no pecuarias crecen a través de la frontera mucho más que para cualquier otro destino. Incluso exportamos hacia ese occidente diversos artículos que -a causa de las exigencias que caracterizan a otros consumidores del mundo- solo son recibidos a satisfacción por los haitianos. Nuestra posiblidad de abastecer aún más a la vecina república está a la vista.
Atiendan bien a guardias y PN
La creciente presencia de soldados y agentes policiales patrullando pone cerca de los ciudadanos a hombres de baja remuneración y muchas responsabilidades, portadores de armas letales, bajo sol y lluvia pero con los bolsillos generalmente vacíos. Con frecuencia, además de mal clima, hace hambre. Esa labor dura, extenuante, debe estar respaldada por una logístista institucional que atienda necesidades materiales.
Nos atrevemos a decir que algunos capitaleños podrían atestiguar que en ocasiones las redadas policiales (no hay quejas sobre guardias todavía) incluyen insinuaciones de rasos que dicen: mire la hora que es y no me he desayunado o aquí estoy, con el estómago en pijama. Preguntan al automovilista detenido para registro si acaso porta algún arma de fuego. Y luego surge interés por la billetera: la vida está dura. ¿No le sobra un par de pesos por ahí para comprar siquiera un picapollo?