Con Venezuela en la mira

Con Venezuela en la mira

Siempre me pareció extraño, aunque no me quejé, que los suministros que llegaban al Gobierno Constitucional de 1965, nunca fueron entorpecidos por las tropas norteamericanas que intervinieron en favor de las fuerzas retrógradas y reaccionarias, encabezadas por militares traidores que se pusieron al servicio del poder extranjero.
Nadie sabe cuántas toneladas de buen arroz, cuántos miles de racimos de plátanos, cuántos miles de libras de yuca y otros víveres, quintales de azúcares, leche en polvo, cuántos cientos, tal vez miles, de latas de aceite comestible regalados por don J. M. (Santana) Bonetti, galletas, quesos criollos, salchichones y otros embutidos, entraron por la avenida Independencia hacia la Zona Constitucionalista. Nunca esos alimentos y medicamentos fueron obstaculizados. Todos llegaron a su destino, para el avituallamiento de civiles, soldados y combatientes.
Ahora que el gobierno de Venezuela se apoya en los militares para impedir que ingresen a su territorio alimentos y medicinas, donados por Estados Unidos, Colombia, Aruba y Puerto Rico, principalmente, además de lamentar que continúe el desabastecimiento de comestibles y medicamentos bajo cualquier argumento, me llama la atención que cuando la ayuda viene de Rusia sea aceptada como buena y válida. Decía el poeta Andrés Eloy Blanco, en carta a un amigo: “Lo malo de nuestras leyes, Udón, es que el otro nunca tiene razón
La cuarteta es clara: “en este mundo traidor/ nada es verdad ni es mentira/ todo se ve del color/ del cristal con que se mira”. Es el uso del embudo con la parte ancha hacia donde me conviene.
La situación del pueblo de aquel país es tan grave que, pese al racionamiento, la gente no encuentra el alimento fundamental del venezolano: la harina pan (producto de maíz), con la cual se preparan las arepas de consumo diario, y las sabrosas cachapas, para solo citar un ejemplo.
Aunque el gobierno perifonee y pregone lo que pregone, en Venezuela no aparecen medicamentos esenciales ni tampoco los alimentos de la dieta diaria. Esa es la cruda realidad.
Para mí que no es una demostración ni de humanidad, ni de respeto por la vida humana, ni de patriotismo y defensa de la autodeterminación de los pueblos y la independencia nacional, someter el pueblo a la escasez por cuestiones políticas y por un pésimo manejo de la economía y de la administración de los recursos naturales, y la soberbia de ignorar las realidades sociopolíticas. Ello, porque de todo hay en la viña del Señor.
Napoleón decía: “el soldado funda las Repúblicas, el soldado las mantiene. Sn ejército, sin fuerza, sin disciplina, no existe independencia política ni libertad civil”.
Y aunque se le den vueltas y vueltas la posible solución de la extensa y profunda crisis venezolana, tengo para mí que la solución será militar, desde dentro.

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