Conatos de disidencia perremeista

Conatos de disidencia perremeista

La costumbre de cuando iniciaba un gobierno su período constitucional, con el ritmo de los cañonazos del 27 de Febrero de cada cuatro años, la mezcla de esos artilugios ruidosos es por la conmemoración de una importante fecha patriótica, este año trajo apareado nuevas inquietudes del presidente reelecto Luis Abinader que se juramentaba ese día.

En esta ocasión, aparte del descanso de los actividades políticas de esos ciudadanos buscando acercarse al nuevo gobierno para buscar lo mío, ha ocurrido una agitación fruto de las intenciones del presidente Abinader de introducir en un amplio paquete legislativo de cambios una serie de reformas y nuevas leyes que están provocando una tremenda desazón en el mundo político ya de por sí agitándose cuando se va conociendo el alcance de los cambios y modificaciones ministeriales. Algunas son las nuevas leyes que ya se han presentado, aparte de la innecesaria reforma constitucional ya aprobada.

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Y la disidencia ya se manifestó con el rechazo de los diputados de limitar la reducción de los diputados a 23 y no de los 73 que procuraba el presidente originalmente. Tal era el anzuelo de la Presidencia, que buscó una permuta preconcebida de no replicar con ese cambio ya que de por sí se veía que era algo acordado y sin originar protestas con la dirigencia política del PRM con sus ancestrales raíces de aquel PRD levantisco e indomable que ni siquiera su líder de antología Peña Gómez pudo controlar.

La modificación y eliminación de ministerios y dependencias gubernamentales de menor cuantía será una acción profiláctica necesaria si en realidad se busca reducir la enorme cantidad de botellas que saturan la administración pública. Es casi seguro que algo se logrará si hay buena voluntad de llevar a la realidad tales modificaciones y reformas. Luego que no se quieran disfrazar esas desvinculaciones como reubicación o nuevas designaciones con nuevos nombres, pretendiendo engañar a la opinión pública que ya no acepta tales maniobras de políticos baratos y dependiendo de un cheque que expida la Tesorería Nacional con su nombre.

El presidente Abinader esa empujando al país a un oscuro ambiente lleno de propuestos cambios y adiciones para modernizar al Estado sin saber qué sorpresa traerán tales cambios, muchos de los cuales se saben que servirán para dislocar la vida de los dominicanos con más penurias y cargas por las nuevas leyes impositivas.

Estas próximas navidades no van a ser de alegría y disipación clásica sino que ya acarrean síntomas de dificultades financieras con las limitaciones que se visualizan por la pasión del Gobierno de aplicar unas leyes ilógicas e insoportables para nuestra sociedad.

Si el Gobierno fuera austero en los casi cinco años de ejercicio se podría considerar un ahorro notable de gastos, pero la mano suelta con la que han gastado los recursos con toda clases de donaciones, pensiones y subsidios para que la población se mantenga tranquila ha empujado a que la tesorería nacional no tiene recursos suficientes para cubrir sus gastos administrativos que ni agua embotellada pueden suplírselas a los empleados.

Hay un malestar con sentimientos encontrados con los que serán desvinculados de sus puestos por borrar sus departamentos y de seguro que nuevos incumbentes serían incorporados al tren administrativo para deleite de las nuevas botellas.

Y la modernización fiscal es ahora la mayor amenaza para la paz. De seguro se producirán muchas rectificaciones para hacer la nueva carga fiscal más llevadera.