La vida se nos escapa sin desarrollar nuestras adormecidas potencialidades. Como hojas al viento, oscilamos al vaivén de las circunstancias en vez de tomar el timón para afrontar sabia y serenamente los diarios desafíos físicos, mentales y espirituales, despertando el potencial del alma que nos permitiría construir un santuario interior y un entorno armonioso.
Mente, cuerpo y alma están interconectados, conforman un sistema diseñado para fortalecer, equilibrar y mantener sanos esos tres aspectos de nuestra naturaleza. Sin embargo, no acabamos de aprovechar los poderes inherentes a esa triple dimensión humana.
Poca gente trata conscientemente de desarrollar a plenitud esas potencialidades, de utilizar los yacimientos inexplorados de energía creativa, vigorizante, que yacen en su interior. Pocos cultivan el poder de la mente, un potente instrumento que debemos liberar de las limitaciones que le hemos impuesto.
El cerebro humano está lleno de “imposibles”, de una cadena de “no puedo” que deben ser cauterizados, nos dice el gran maestro yogui Paramahansa Yogananda, fundador de la asociación internacional Self Realization Fellowship.
Una gran mayoría _indica_ es víctima de las circunstancias presentes y pasadas, de la pereza física y mental, y se arrastran por la vida empujadas por malos hábitos, impotentes bajo el peso de esa influencia paralizante.
Día tras día comprueban que son esclavos de su ambiente, de hábitos nocivos de pensamiento y acción que impiden aprovechar el poder de la concentración, desplegar la creatividad transformadora.
En muy alta proporción, las personas realizan sus actividades con distracción, indiferencia, apatía, usando apenas alrededor de un 10% del poder de su atención, el cual adquiere su fuerza plena mediante la meditación.
Cautiverio. Conscientes o inadvertidamente, perdemos la libertad. Nos creamos barrotes con pensamientos errados, autodestructivos. Vivimos cautivos de las emociones y de los deseos, de apegos y estados de ánimo, de acciones irreflexivas que nos impiden lograr metas, avanzar en la realización del Ser.
Debemos liberarnos, romper esas ataduras, convertirnos en almas libres, como nos aconseja Paramahansaji:
“No fue Dios sino tú mismo quien creó la celda. Tú forjaste esos barrotes, y por eso tú debes destruirlos. Tu debilidad como tu fuerza son creadas por ti”.
”Tu debilitada mente se ve arrastrada por las mismas cuerdas con las que te has atado a los malos hábitos. “A cada ser humano le corresponde la decisión final de cortar las cuerdas de su esclavitud con la espada de la sabiduría o la de permanecer cautivo”.
Esa libertad llegará si meditas diariamente e intensificas el poder de la mente y de la voluntad, asegura.
La gran batalla diaria se libra en la mente, a medida que combatimos pensamiento perturbadores, temores, desidia, desaliento. Lo que habitualmente pensamos influye en nuestras emociones y en la conducta, determinan acciones y hábitos, crean las circunstancias en que vivimos.
Yoganandaji recomienda entrenarnos en formas constructivas de pensar, desarrollar el poder mental que, junto a una potente voluntad, nos lanzará a la acción, al logro de nuestros nobles propósitos.
“Cuando estás decidido a hacer algo que es bueno, lograrás llevarlo a cabo si usas la voluntad dinámica para conseguirlo. Sean cuales sean las circunstancias, si persistes en tu intento, Dios creará los medios para que tu voluntad reciba la justa recompensa a tu esfuerzo. Esta es la verdad a la que refería Jesús cuando afirmaba: “Si tenéis fe y no dudais (…), si aún decís a este monte: Quítate y arrójate al mar, así se hará”.
La clave es fortalecer la mente, dominarla, controlarla, mantenerla en constante sintonía con la Divinidad, la fuente de todo poder de realización. Los cambios más profundos llegan con la meditación, desarrollando la intuición, la sabiduría. Esto requiere concentración, disciplina, fuerza de voluntad.
Concentración. Con la concentración, el ser humano es capaz de usar el ilimitado poder de la mente para lograr lo que racionalmente desee, vigilando las puertas por las que el fracaso pueda entrar.
Paramahansaji enseña un método científico de concentración para liberar la atención de las distracciones. Consiste en centrar toda la atención en lo que se piensa o hace, enfocando el cien por ciento de la concentración en una cosa a la vez. Al explicarlo, compara la atención con un faro: cuando su haz de luz se expande sobre una extensa superficie, su capacidad para iluminar un objeto disminuye; pero si se enfoca sobre uno solo aumenta considerablemente.
Piensa y actúa. Tan pronto tengas un pensamiento correcto ponlo en práctica con tenacidad, valor y perseverancia. No confíes únicamente en la fuente externa, recógete, profundiza en tu interior y busca la Fuente Infinita, aconseja Yoganandaji y agrega:
Antes de actuar, forma en su mente una imagen indeleble de lo que deseas construir o producir. La imaginación es fundamental en el pensamiento creativo, madura la idea hasta transformarla en convicción con una férrea voluntad. Piensa, piensa y planifica. No actúes de inmediato. Piensa de nuevo, algo dentro de ti te dirá qué hacer. Hazlo, piensa un poco más. Entonces recibirás una nueva orientación. Esa es la forma de desarrollar el poder de la mente.
Si profundizas en tu interior, conectarás tu conciencia con la supraconciencia del alma, de manera que _con fuerza de voluntad, paciencia e intuición_ harás crecer las semillas de los pensamientos de éxito.
Jamás aceptes el fracaso. Si posees una firme determinación, las dificultades no te agobiarán, te volverán más fuerte. Cada día, y en cualquier circunstancia, haz el máximo esfuerzo hasta lograr tus metas, organiza tu vida, aprovecha el tiempo, no lo pierdas en cosas triviales, inútiles. Quien llega a la cima es una persona creativa que se esforzó y nunca se rindió.
LAS CLAVES
1. Habla Paramahansaji
“Cuando me dices que no puedes hacer esto o aquello, yo no lo creo; tú eres capaz de hacer todo cuanto te propongas, Dios es la suma de todas las cosas, y su imagen está dentro de ti”.
2. Haz el esfuerzo
“La persona que rehúsa pensar, razonar, discernir o utilizar su energía creativa está ya muerta”. “Con frecuencia, continuamos sufriendo sin hacer esfuerzo alguno por cambiar; y por eso no encontramos paz y satisfacción duraderas. Si perseverásemos, seríamos capaces de superar todas las dificultades. Debemos hacer el esfuerzo, de modo que podamos convertir la desdicha en felicidad y el desaliento en valor”.
3. Autodominio
“Quien vive todo el tiempo en forma indisciplinada está constantemente asediado por el desasosiego y las preocupaciones, pero quien aprende a dominarse conoce el camino hacia la verdadera felicidad. Cada vez que pienses que no puedes prescindir de algo, te has convertido en su esclavo. El secreto de la felicidad radica en ser dueño de uno mismo”.
4. Servir a los demás
“Cada día trata de ayudar a elevar a todos aquellos que a tu alrededor puedan estar enfermos física, mental o espiritualmente, así como te ayudarías a ti mismo…”. Así como los vitales rayos del sol nutren a todos los seres, de igual manera debes tu derramar rayos de esperanza sobre el corazón de los pobres y de los olvidados, encender la llama del valor en el corazón de los abatidos, e infundir renovado aliento en el corazón de quienes se creen fracasados”.
5. Vida exitosa
“Cuando comprendas que la vida es una jubilosa batalla del deber y, al mismo tiempo, un sueño pasajero, cuando te colme la dicha de hacer felices a los demás, prodigándoles bondad y paz, a los ojos de Dios tu vida será un éxito”. Olvidando tu yo al servir a los demás, encontrarás que, sin proponértelo, tu copa de felicidad está colmada”.
5. Hábitos
Ten cuidado con lo que elijas hacer conscientemente, a menos que tu voluntad sea muy fuerte, eso es lo que puedes hacer repetida y compulsivamente a través de la poderosa influencia de los hábitos en la mente subconsciente.