Continuando con la exposición que he estado haciendo sobre temas tratados en seminarios, talleres y algunas recomendaciones para países como los nuestros, quiero destacar el referente a la importancia de la concertación política, porque ha sido considerada como una de las más genuinas herramientas para fortalecer la democracia y la institucionalidad.
Fundamento estos criterios en que los partidos políticos, tanto de gobierno como de oposición, sobre todo si tienen presencia en los congresos, cuentan, según las conclusiones de los expertos disertantes, con más base social que cualquiera de las demás organizaciones de nuestras naciones.
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Algunas de las magistrales exposiciones hacían énfasis en que, a pesar de las debilidades de algunos partidos o de las situaciones especiales que pudieran confrontar en sus países, a pesar de ello, los mismos tienen que someterse a normas legales y democráticas, como las de escoger dirigentes, seleccionar candidatos, contar con una votación determinada o tener representantes ante los congresos. Mientras que, en las demás organizaciones, sean estas empresariales, sindicales, profesionales o de cualquier índole, solo participan sus miembros.
Por eso la importancia de la concertación política con los partidos ya que son los más representativos.
Dentro de esas exposiciones quiero destacar la de un reconocido ex presidente de Venezuela en dos ocasiones. Me refiero a Rafael Caldera, quien indicó, que muchos legisladores, sin importar los partidos a que pertenezcan, generalmente obtienen sus curules con mayor votación que los afiliados que tienen la mayoría de las entidades o asociaciones de los distintos países. Y ahí radica la importancia de la concertación política.
No solo por ser los partidos los representantes naturales del ejercicio político, sino, porque además, son la vía establecida por las constituciones nacionales para que la democracia transite. Como expresó el distinguido amigo Eddy Olivares, conocedor de estos asuntos mucho más que yo: “los partidos políticos, como intermediarios entre la sociedad y el Estado, son imprescindibles para la presentación a los votantes de las candidaturas a cargos de elección popular”.
Porque es bueno recordar, que para una persona ser candidato o aspirar a un cargo electivo, tiene que hacerlo por vía de un partido. Se, que al expresar esto alguien podría alegar que también existen movimientos. Sí, pero, a fin de cuentas, esos movimientos, incluyendo los denominados independientes, tienen que cumplir con requisitos similares a los de los partidos políticos. O sea, que, en el caso de los legisladores y el Congreso Nacional, donde se aprueban o modifican las leyes y las constituciones, quienes lo integran o componen, le gusten a uno o no, cuentan con la legitimidad otorgada por la ciudadanía de acuerdo con lo establecido por la constitución y las leyes. Mientras que muchas de las demás organizaciones, por importantes que sean, no cuentan con esa legitimidad constitucional.
Por eso siempre he estado plenamente de acuerdo con las recomendaciones de las personalidades que en diferentes seminarios y talleres han expuesto ideas y recomendaciones sobre la concertación. Coincidiendo la mayoría de ellos en que, para lograr la institucionalidad democrática en nuestros países, una de la más genuina manera de viabilizar la gobernanza es mediante la concertación con los partidos políticos, sin necesidad de desconocer otros sectores. Pero afianzando dicha concertación con los que cuentan con representación producto de la voluntad popular.