Conciencia social

Conciencia social

Hace algunos años fui testigo de un incidente que ha perdurado en mi memoria como dato sobresaliente para mantener la fe en el destino de nuestra nación:

Como consecuencia de las crisis cíclicas de carencia de equipos, materiales y medicamentos en las instituciones de salud, que se producen sin importar el partido gobernante o las autoridades sanitarias de turno, pero invariablemente reflejando lo inoperante y arcaico del sistema, una paciente urgida de atención, recibió la recomendación de acostarse  para ser examinada en una cama sin sábanas; su reacción fue enérgica rechazando la sugerencia y diciendo que había que cubrir la cama o atenderla de pies. Su determinación era de tal fortaleza, que médicos y enfermeras tuvieron que resolver el problema de las sábanas o disponerse a atender una parturienta parada.

Ella no hizo discurso, no discutió, no acusó, no reivindicó condición económica, racial o política, no pidió ayuda de ninguna religión, no dio cátedra de moral y cívica, derecho constitucional, patriotismo, urbanidad, protocolo o buenas costumbres; solamente puso en práctica el conocimiento que un ser humano posee sobre sí mismo, sobre su existencia y su relación con el mundo, mientras vive en agrupación natural o pactada con el fin de cumplir, mediante una mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida y aclaró solamente que ella era un ser humano con dignidad que no debía, en un hospital del Estado, colocar su cuerpo encima de un colchón descubierto.

Cuando eso se repita todos los días, en todas partes del país y en cualquier circunstancia, podremos tener una nación con una conciencia social que anulará el parasitismo de los fariseos políticos.

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