CONCISO. Cuando de Cuba vengan…

CONCISO. Cuando de Cuba vengan…

Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que los dominicanos estamos a la delantera en el mundo de la música popular. La bachata, con su dulce y evolutiva melodía y su amargura interpretativa, ha posibilitado que nuestros artistas se mantengan en el mapa internacional como líderes de la música del Caribe. Sin embargo, no se puede decir lo mismo del merengue. Tampoco se ha dicho todo acerca de las razones que mantienen al contagioso ritmo en una especie de oferta repetida. Y, mirando las orquestas que dominan el género, da la impresión de que seguimos el patrón de los 80. Si musicalmente se ha hecho todo en el merengue (como dicen algunos) tenemos, además, la variante desfavorable de que desde hace un tiempo el espectáculo en el merengue se ha caído. La responsabilidad, en la mayoría de los casos, recae sobre los hombros de los líderes vocales o los dueños de los grupos. Ese show merenguero de los 60, 70 y 80 hizo que la salsa tuviera que abrirle paso al ritmo dominicano, que llegó a arrebatarle la corona al poderoso contingente “Fania”. Los legendarios intérpretes de la gran urbe tuvieron que aliarse a este movimiento, cuando de República Dominicana bajaron atracciones como Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Los Hijos del Rey, Aramis Camilo, Félix del Rosario, Cuco Valoy y otros tantos que, desde allá, hicieron escuela en Nueva York y Puerto Rico. Se avecina una nueva etapa para la música del Caribe. Ante la posible apertura de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ha llegado el momento de que los músicos dominicanos comiencen a enterarse del “bate que bate” que tienen preparado sus “colegas”, cuando de Cuba vengan.

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