Varias razones me embriagan de placer al momento de escribir esta columna. Al aceptar la invitación “a quemarropa” que me extiende el estimado colega Jorge Ramos, me alegra volver a la casa que mayor proyección ha dado a mi carrera de periodista: Publicaciones ¡Ahora! Y, qué decir de mi inolvidable director y gran caballero Bienvenido Álvarez Vega, de quien guardo muy gratos recuerdos de mi participación en el diario “El Siglo”, que él convirtió en destacada. A varias décadas de distancia, solo se me ocurre responder como lo hacía cuando decían mi nombre al pasar la lista en el Liceo Juan Pablo Duarte: “¡Heme aquí!”

Recuerdo cómo todas las semanas viajaba al aeropuerto Kennedy a enviar mi columna y buscar a un buen samaritano que llevara el sobre al periódico. Ese viajecito madrugador permitía que la columna “Broadway” saliera con primicias y las fotos originales de cada evento y personaje, lo que celebraba con agrado el compadre Joseph Cáceres en “El Nacional”, y Rafael Ovalles en “El Siglo”, directores de espectáculos, respectivamente, de ambos diarios.

Existía el teletipo, luego el fax y la valija del periódico, pero prefería ir al aeropuerto a “pescar” a un conocido que entregara el documento a la persona indicada en Santo Domingo. Hoy, la tecnología supone menos esfuerzo. Todo llega al instante. En segundos, esta entrega estaba en el despacho del editor. Pero esa facilidad es mentalmente mucho más desafiante para el comunicador. Se complica enarbolar la bandera de la primicia, porque cualquier noticia podría entrar en una imaginaria carrera de espermatozoides, a ver quién llega primero. Y, se corre el riesgo de que alguien “te mate el gallo en la funda”.